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El autor y su obra

No es un escaparate. ¿Tal vez un escenario? Tampoco. Ante el grandísimo cristal la perspectiva se agranda, se ahonda, se puebla de figuras, de objetos, de una luz misteriosa que lo envuelve todo. Hay un acorde de tonalidades malvas y azules. Es, sí, como un soñado paisaje submarino; como si el conjunto, en una ancha visión onírica, estuviese bañado por las aguas maternas del Mare Nostrum, tan querido por el autor de esa sinfonía silenciosa que encierra un mundo de belleza, el mundo Montesinos. La fascinación es inmediata.

Y es que Francis, el gran Francis Montesinos, ha venido a instalarse en el Ensanche, en esta calle Martí, junto a la Gran Vía, abriendo otra frontera a su inspiración, a la energía que en él parece una fuente que jamás se extingue. El nuevo «Espacio Montesinos», tan amplio tan inabarcable, es una proyección de sí mismo. Porque él es quien genera una onda expansiva capaz de dar forma, allá por donde vaya, al universo propio, identificable al instante en el que alienta su personalidad. Muebles con historia, rejerías primorosas, lámparas exquisitas, verdes plantas, espejos, las emblemáticas fotos de Helmut Newton, el bodegón frutal sobre una consola... Y el vestuario: los modelos de su última colección; también los intemporales, los «montesinos» definitorios y clásicos, la deliciosa colección infantil recientemente presentada con éxito en Italia, y la variedad de accesorios: zapatos, bolsos, gafas, perfumes... En inmenso local da cabida a todos los frentes en los que la creatividad de Montesinos se desenvuelve.

Pero es ta vez hay algo más: el deseo de transmitir la experiencia y cultivarla en contacto con las nuevas generaciones: un auténtico «Laboratorio» de conocimientos e ideas se pone en marcha, de él me habla su más estrecho colaborador, Josevi Plaza. Entran y salen sin parar amigos y admiradores de todas las edades. Brindamos por un Francis asombrosamente rejuvenecido y entusiasta, feliz de iniciar nuevos horizontes en la extensa carrera que festejará su cincuentenario el año próximo. Se acumulan los proyectos. Desde los maniquíes, el bellísimo estampado de hortensias y las prendas de puntos inconfundibles parecen emitir un acuerdo con los propósitos que alberga su creador.

Repaso mentalmente los sucesivos lugares en los que he ido siguiéndole, desde aquella implantación en el barrio del Carmen. Siempre ha sido cada recinto el que ha surgido en torno a él, y no al contrario. Siempre el poder imaginario de Montesinos (el diseñador valenciano universal, el único que figura en los diccionarios internacionales de la moda, el único protagonista de libros y catálogos de altura y exposiciones de toda índole) irradiando su magnetismo sin límites. Quizás ahora, en este anchuroso «Espacio» magno y múltiple, es donde cristaliza con mayor empeño un creador del que mucho tienen que aprender los que ahora emergen. ¡Salud, joven Montesinos!

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