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Asesinos en serie

L a muerte vende y si no que se lo digan a los productores de televisión. «American Crime Story» es ejemplo perfecto. Puede que allá en los EE UU venda más o sepan venderla mejor que en otras latitudes, pero no se piensen que mucho más. La Parca llama y no entiende de idiomas ni fronteras. En todos los sentidos.

El pasado domingo, contra todo pronóstico, Antena 3 se adelantó a Netflix para emitir «El asesinato de Gianni Versace», una de las entregas de la anteriormente citada serie. Cuando vi una de sus «promos» pensé que sería una de esas series «copia» que Antena 3 tiende a emitir cuando un fenómeno televisivo o cinematográfico se acerca. Es decir, la versión barata. No me digan que no se han fijado.

Bueno, pues no. Atresmedia echó el resto y se lanzó a la piscina con la serie original, la que cuenta en su elenco con nuestra mismísima Penélope Cruz, toda rubia de bote ella, en el papel de Donatella Versace. Antena 3 comprimió los tres primeros episodios (que se hicieron un pelín largos, todo hay que decirlo) para mostrarnos la muerte del diseñador italiano en julio de 1997 y, sobre todo, la maquiavélica mente de su verdugo, Andrew Cunanan. Si esperaban ver una serie sobre el modisto se equivocaban, vimos mucho más, vimos la maldad humana encarnada en el psicópata Cunanan (al que da vida el actor Darren Criss), con su carita de no haber roto un plato pero de haberse cargado sin miramientos a cinco personas. Y hablando de caras, ¿se fijaron bien en la del propio actor que interpreta a Gianni Versace, Édgar Ramírez? Como dos gotas de agua.

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