Una vez más, se han vuelto a atrever a hacer predicciones estacionales. Hace algunos meses, a principios de 2018, ya advertí de que, en mi opinión, las previsiones estacionales que se estaban haciendo no tenían mucho sentido. En cuanto a las temperaturas, el invierno iba a ser cálido y suave, si recuerdan, y ha sido frío o fresco en casi toda España, incluso en la vertiente mediterránea a pesar del predominio de los ponientes. En precipitación se arriesgaban menos, aunque los mapas a corto y medio plazo indicaban la instalación de un sistema de vientos zonales que estaba claro iban a implicar precipitaciones abundantes en toda la vertiente atlántica. Bien es cierto que la previsión esa tan famosa de un 33 % de que fueran normales, un 33 % de que fueran inferiores y un 33 % de que fueran superiores, que, como dice un amigo mío optimista, quiere decir que hay un 66 % de que sean normales o superiores a la media, y como dice otro pesimista, un 66 % de que sean normales o inferiores. El caso es que la precipitaciòn ha estado en la media o por encima en los puntos menos favorecidos, estando aún especialmente mal algunos sectores del este y sudeste, y excepcionalmente altas en toda la vertiente atlántica y cantábrica, y además con nieve y frío. Me gustaría ver una valoración de cómo funcionan estas previsiones. Ahora la previsión es que la primavera empiece fresca y húmeda, ya lo ha hecho, y acabe seca y tórrida. Esta previsión tiene cierto sentido climático, y es que marzo debe ser más fresco y mayo puede ser más tórrido, porque es lo normal y porque últimamente es un mes que viene siendo así.

No obstante, en precipitaciòn, parece, en los mapas de plazos razonables, que, a pesar de ciertos paréntesis, se van a dar más entradas de frentes atlánticos, y en el mediterráneos vamos a seguir pendientes de que alguno de ellos entre un poco más hondo y sea capaz de darse la vuelta y generar vientos húmedos durante los días u horas suficientes para cumplir con nuestros valores medios. En la previsión de la Semana Santa hace ya unos días se insistía en adelantar que iba a ser toda estable y cálida, ahora se ve que será la primera mitad así, pero la segunda mitad más inestable. En definitiva, si hacer previsiones a unos días vista para este periodo festivo es ciencia ficción y sólo se explica por una demanda creciente de información, ¿por qué nos seguimos empeñando en hacer previsiones ventajistas de cómo va a ser el tiempo? Por lo menos que alguien diga después si la previsión ha funcionado o no.