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Ilusiones posibles

Lean, dos veces si hace falta, esta frase: «Éssent incapaç l´exèrcit de qualsevol acció militar exterior, per subsistir s´ha convertit en el braç armat de la diferencia de classes (€) l´exèrcit és un exèrcit de guerra civil (€) És per això que Església, militarisme, latifundisme i burgesia són exactament el mateix». ¿Es de Lenin? No, es de Josep Pla, un escritor de vida zarandeada, un tanto oculto a los suyos y a los otros, a cambio de un posteridad flamante y merecida. La frase sale en Fer-se totes les il·lusions posibles (hay versión en castellano) y no es excepcional: hay afirmaciones que bordean el ateísmo aunque, también, cierto alborozo de feligrés por el renacer católico de la iglesia de Juan XXIII. Y luego una estremecedora recapitulación de la mili del autor: «militars, putes i xancros». Todo junto y revuelto.

La etiqueta de conservador aplicada a Pla nos informa menos del autor que el dibujo de un melocotón de su sabor. Y Pla es un autor de sabores, «un poderós aparell sensorial», que decía Fuster. En algún sitio leí que hizo de espía de Franco y, en otro, que participó en un complot para atentar contra el rey Alfonso XIII: no pasaría de la fase conceptual. Me recuerda al independentista que luego se volvió antinacionalista y escribió un libro biográfico de Albert Boadella y Els Joglars, para retornar, después, a La Ceba. No sé si ahora andará por el Hare Khrisna, todo es posible y cosas así ayudan a entender, que no a explicar, la curiosa relación de amor/odio entre el PP y el PDeCat, el matrimonio de conveniencia más productivo de la modernidad.

Bueno, uno no lee a Pla por su coherencia ideológica, sino por la manera de acercarse a un asunto. O de huir de él, como cuando describe la poesía de Lorca como un asunto de moros y gitanos. O cuando se refiere a la tonalidad de una plata «de la qualitat polsosa d´una creu parroquial de procesó entre les vinyes». O un delicado jirón de nube: «Cuixa de nimfa». También reflexiona y despotrica acerca del ser catalán, un género muy entretenido porque nos hace concebir la ilusión de que, por fin, entendemos algo.

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