Parafraseando al filósofo y matemático Cournot, podría decirse que el ocio festivo es como la trufa:" la raíz de la trufa ya es la trufa entera". Añadir acicates a la experiencia de diversión nunca está de más, antes bien la sublima, y sensaciones, intuiciones e imágenes sobrepasan el yo de cada cual, relacionando al individuo en un esparcimiento común; como dice Eugenio D´Ors: "Si nos engañamos, nos engañamos siquiera en compañía". La nueva ley de espectáculos públicos en la Comunidad Valenciana ha dado un paso adelante en la evolución de un sector, harto relevante, acoplándose a las demandas de la vanguardia socio cultural; "los pubs, discotecas o bares con ambientación musical podrán realizar, a partir de ahora, actuaciones musicales (conciertos) sin necesidad de pedir permiso especial a la Generalitat", recoge El Mundo, que a su vez, con fecha de veintidós de marzo del año en curso, titula un artículo: "La nueva ley de espectáculos públicos recupera las salas eróticas y peep shows", en base lo dictado por la nueva legislación que ampara: "actuaciones en directo donde el espectador se ubica en cabinas individuales o sistema similar".

En la antigua Roma no existía diferencia alguna entre fiestas profanas y religiosas, fue más adelante, con la conquista del cristianismo en Europa cuando se sufrió un crudo arbitraje. Por aquél entonces, cuando el caudillo victorioso volvía a la capital del imperio, su ejército le dedicaba mordaces burlas, estrofas como: "César subyugó las Galias y Nicomedes (rey de Asia Menor) a César"; con semejante insinuación hubieran rodado cabezas durante "máximas fiestas políticas, como lo fueron los desfiles hitlerianos", relata el historiador alemán Klaus Bringmann. De otro lado el catedrático de Literatura Alemana Peter Blickle, refiriéndose al medioevo asevera que "la fiesta medieval era única en su género", basándose en escritos del medievalista Arno Borst. Uwe Schmitt, periodista y baterista de jazz libre, en su trabajo sobre la fiesta titulado "Una nación por tres días. Sonido y delirio en Woodstock", analiza una leyenda, más que un festival, que a medida que pasa el tiempo crece; "200.000 personas se apretujaban en el prado, y cuatro veces más, como mínimo, iban de camino hacia allí en interminables columnas de coches. El primer festival de rock sacado al mercado con gigantescas ganancias por la industria del cine y el sonido. Para los objetores totales de 1969, escuchar música juntos no se consideraba una compensación de la alienante rutina cotidiana sino un fin en sí de la autodeterminación. La fiesta de la paz de aquellos 500.000 se agrandó más allá de sus propias dimensiones"; había sucedido algo fabuloso y excepcional.

En Valencia, la cultura de ocio puede vanagloriarse de poseer todos los ingredientes esenciales: osadía, innovación, color, energía, clima, singularidad, creatividad musical, nervio, técnica, pasión. Marcó un hito internacional en los ochenta, aunque sólo se enfatizó lo adverso de tan patente mutación socio cultural. Cayeron, una tras otra, todas las discotecas, sobreviviendo actualmente algún local que aún concita el espíritu de aquel tiempo en esporádicas iniciativas. Desaparecieron así mismo otros conceptos artísticos y empresariales de la cultura de ocio: el cabaret, la sala de fiestas, el club nocturno, las boites, el music hall, la revista musical y demás opciones lúdico festivas que molestaban a conciencias fariseas, e intereses soterrados que no consideraron válidas tales iniciativas por ser ajenas a estereotipos inculcados, como el de la barbarie taurómaca, potenciada y apoyada con dinero público, catapultada al estatus de emblema nacional del homo ludens.

El crítico de arte y filósofo Eugenio D´Ors escribió; "No hay posibilidad de conocimiento sin juego y sin trabajo; ni de juego sin conocimiento y trabajo; ni de éste sin la asistencia profunda, íntima, muchas veces secreta, de éste y de aquél"; fiel reflejo de ello son los miles de profesionales que fijan su horizonte en la proyección de esta industria. El pensador e historiador neerlandés Johan Huizinga, en su estudio sobre el Juego como elemento de la Historia justipreció la relevancia del homo ludens y sus nutrientes de tiempo libre y cultura.

Estigmatizar, politizar, manipular o desestimar la cultura de ocio retrata a quienes no apuestan por la prosperidad real y colectiva. "El método para hacerse con los pubs y discotecas fue sencillo: desde 1985 pagó a Agentes de la Policia Local para que frieses a multas e inspecciones a cualquiera que osase montar un pub en su zona de influencia. Tolo Sbert (alias Tolo el piscinero, director de Turismo con el presidente Gabriel Cañellas-PP- caso Túnel de Soller-) personalmente daba órdenes a la policía diciendo donde tenían que ir, era como una especia de sheriff. Según escribe el juez Penalva, fue el subdirector del Grupo Cursach, José Manuel Barquero ("entonces amigo íntimo de Álvaro Gijón" diputado balear y concejal en Palma de Mallorca- PP-), la mano ejecutora de los acuerdos políticos de los que emanó la grandeza del grupo empresarial" (Megapark, Tito´s, BMC, Pachá), ("el diario.es", 20/03/2017).

¿Por qué en Valencia, su cultura del ocio, siempre ha estado desatendida, cuando no perseguida, o considerada como una pústula molesta? Belle Epóque (Dolly Van Doll), Bounty Valencia, Dream´s Village, Distrito 10 (Chimo Prats y Pepe Pitarch); son locales y nombres propios de antes y ahora ligados al fomento de un oficio que no alcanza consolidación compactada. El veinte cuatro y veinticinco de abril el sector se reúne en en el 2º Congreso nacional de Ocio nocturno (CNON), en Feria Valencia, bajo cuyo eslogan "Los días siempre nacen de noche", se celebraran mesas redondas especializadas en una cultura que propicia veinticinco mil puestos de trabajo.

Personajes singulares se han popularizado bajo el paraguas del ocio nocturno: José Apeles Santolaria de Puey i Cruells, (sacerdote Apeles), "vestido con sotana, uno se lo podía encontrar en un desfile de moda de lencería fina, en el Molino o tomando copas a altas horas de la madrugada en los antros más perversos y de más turbio humo. Le ofrecían cantidades importantes de dinero por asistir a discotecas, salía a escena como la Hermana san Sulpicio y a veces el público le insultaba y le tiraba objetos. Él aceptaba todo siempre que le pagasen. Dejaron de llamarlo en los medios de comunicación y el Arzobispado protestó por sus frívolas apariciones", relata Hilario López Millán.

El siete y ocho de julio próximos, con las vacaciones escolares iniciadas, en La Marina Real de Valencia, un proyecto de ocio descomunal se ha gestado, aunando espectáculo (VFV Producciones), gastronomía (Ruta de la Tapa con Fotur) y música (90´s Love U-Ninety´s Party), piromusical con temas remember de los noventa (Ricard Caballer), donde la totalidad de locales se integrarán, y artistas y productores, en talleres y breves actuaciones, departirán con los asistentes más pequeños. La presentación del evento tuvo lugar en el edificio Heineken, y Tomás Brandez, presidente de la Asociación de Empresarios de La Marina, confesó el unánime deseo de: "Que esta Marina se desestacionalice, con actividades que vayan en esa dinámica"; por su parte Víctor Pérez presidente de la Asociación de Productores y Djs de la Comunidad Valenciana (PRODJ), declaró: "Vamos a hacer que Valencia esté donde debe estar. Si en esta tierra hay algo es pólvora y músicos; los artistas de la tierra estarán presentes".

Herbert Marcuse, sociólogo berlinés, en un artículo publicado en mil novecientos setenta y siete, escribía: "El arte, lucha contra la cosificación al hacer hablar, cantar y, quizá, bailar a los hombres y las cosas petrificadas"