En las calendas preelectorales, los políticos que no han destacado por su eficiencia laboral ni rendimiento social hacen juegos malabares para que los vuelvan a colocar en el chollo de las listas y recurren a cualquier cosa que dé el pego de haber dado palo al agua.
Es el caso de Amparo Picó (Cs) que fuera de cuatro procesiones con teja y mantilla a las que ha ido, poco y mal se le ha notado su presencia en el Ayuntamiento de Valencia y se ha descolgado en el paracaídas de querer proteger con un BIC la Virgen de los Desamparados y sus fiestas. No debe haber problemas más urgentes en la ciudad que resolver. Se le nota que no deambula lo suficiente por los barrios.
La Virgen no necesita ningún tipo de protección, ni del BOP, ni del DOGV, ni del BOE, está muy protegida por la inmensa mayoría de los valencianos. En sus peores momentos, siempre ha habido valencianos de buen corazón que la salvaran. Recuérdese que un alcalde republicano y de izquierdas, Cano Coloma, la salvó en la pasada guerra civil escondiéndola precisamente en el Ayuntamiento. Y que el capitán de la Guardia Civil,Uribarry, que mandaba el escuadrón de caballería que paró el incendio de la basílica y la imagen, era de filiación anarquista. La Virgen de Valencia tiene muchos seguidores y gracias a un diputado de izquierdas Azzati, que lo negó en el Congreso, le aumentaron en número y tumulto, como se aprecia todos los años el Traslado, fruto del imprudente debate que tuvo con un diputado católico, ambos valencianos y periodistas.
El único templo de la ciudad, de la Diócesis, de la región valenciana, que está permanentemente lleno de gente es el de Ella, gente que le hace compañía y protege. Es difícil hallar un hogar valenciano donde no esté la imagen de la Virgen de los Desamparados hecha medalla o estampa. No hay casal fallero donde falte su presencia. Las manifestaciones externa en su homenaje, veneración o adhesión son populosas cuando no masivas. Pensemos en la Ofrenda de Flores, la Missa de Infants, el Trasllat, la Procesión vespertina.
Tradicionalmente, los granados de su iconografía han mostrado la histórica y venerada imagen en su cielo protegiendo a la ciudad de Valencia, protección y cariño que son recíprocos. Qué valenciano o valenciana no se indigna y permite que haya agresión alguna hacia ella, física o verbal. Por ello, tiene razón la formación política Valencia en Comú de no adherirse a la petición de BIC de Picó (Cs), porque los BIC están para proteger lo que está en peligro de muerte y desaparición, cosa que para nada le pasa a la Virgen y sus fiestas. También tiene razón el Cardenal Arzobispo Cañizares cuando defiende su predio y jurisdicción, las fiestas religiosas, el culto a la Virgen, pertenecen al ámbito eclesial, el poder civil no debe inmiscuirse ni reglar lo que está sujeto al derecho canónico. Si las fiestas de la Virgen fueran declaradas BIC, acabarían a los pies de los caballos del poder civil, de los decretos y reglamentos oficiales, ya nada se podría tocar o cambiar.
Lo que sí necesitan las fiestas de la Virgen es organizarlas en algunos aspectos con sentido común por todas las partes intervinientes. Por ejemplo, que la plaza de la Virgen no sea reservada casi por entero para los familiares y amiguetes de los concejales del Ayuntamiento durante la Missa d ´Infants dejando al pueblo casi sin espacio. O la necesidad de que haya pasillos de evacuación dentro de la Basílica durante la Missa de Descoberta para las lipotimias y desvanecimientos u otros percances que suelen ocurrir. O el templo esté en las debidas condiciones de inspección y emergencias con sus revisiones que eviten problemas como la caída de puertas habida. O que la gente sea más normal y menos tumultuosa en los actos de masa del día de la Virgen como la espera de la Missa de Descoberta o el Traslado.
La Virgen está muy protegida. La reciente llegada de dos de los mejores sacerdotes del Presbiterio a la Basílica, Jaime Sancho y Vicente Almenar, han mejorado mucho el estado y funcionamiento del templo. Hasta han logrado que a diario se televise desde allí la Misa de 10 de la mañana celebrada a los pies de la venerada talla. Están en el empeño de que todo siempre discurra con normalidad, lo mejor y más razonablemente posible. Cuentan para ello con el gran tesoro del potente cariño de los valencianos a su Patrona.
