Esta semana estoy empeñado en escribir estas líneas en positivo, lo cual si hablamos de la cadena que las protagoniza resulta no pocas veces difícil. Sacar punta a Televisión Española no cuesta nada, por aquello de que nunca llueve a gusto de todos, si hablamos de lo que pagamos entre todos, y las gotas resulta que no son transparentes y van cambiando de color al compás de las legislaturas. A estas alturas ya me resigno a la utopía de la BBC aunque creo firmemente que las cosas siempre se pueden hacer mejor, hubo una época que así fue. En breve la fórmula legislativa de elección del Presidente y el Consejo de administración volverá al estilo Zapatero, seguro que la cosa mejorará. Pero hoy olvido los chubascos porque no todo son Horas Puntas en esta pantalla y porque las escaletas informativas, manoseadas por el periodista de confianza de turno, no son lo único que se ve en ella.
Por 25 pesetas, cosas que valen la pena en RTVE: Su archivo que es oro y que muy bien saben explotar en tantos programas; muchos espacios para diversos colectivos, casi todos en La 2 y sí, siempre podrían haber más; una web, que es el consumo del presente y que supera con creces a todas las de su competencia; ficción hecha aquí, mucha de calidad, series buenas bonitas y baratas si las comparamos con las que hablan inglés, véase como ejemplo «El Ministerio del Tiempo»; una resurrección del entretenimiento bien hecho con la nueva generación «OT» y «Master Chef» a la cabeza (el modo positivo me obliga a obviar el entretenimiento inexplicable en una televisión pública) ; retransmisiones, como la maratoniana de esta fin de semana en los cuartos de final de la Copa Davis en València. Y sobre todo, profesionales curtidos en mil batallas: algunos se fueron obligados, otros permanecen y ahí quedará para siempre su escuela. Ah y humor, me declaro fan del nuevo como un pepino viral del canal 24 horas, pirulí que te vi.
