El confort térmico se puede calcular de diferentes formas. Una de las mejores maneras para conocer el confort térmico es aplicar el método de Fanger. Se basa en la combinación de la temperatura, nivel de actividad, la temperatura media radiante, la humedad relativa, la velocidad del viento, las características de la ropa y la radiación solar.

El índice de confort térmico de Siple y Passel tiene en cuenta la temperatura y el viento para conocer la sensación térmica. El Windchill permite conocer la sensación térmica provocada por la combinación de temperatura y velocidad del viento, y sólo se puede calcular con temperaturas iguales o inferiores a 10ºC. El Humidex permite conocer la sensación de calor provocada por las diferencias de la humedad relativa y la temperatura y se calcula con temperaturas iguales o superiores a 20ºC. El índice de confort de Thom aplica con temperaturas elevadas, también requiere de la temperatura y de la humedad, y también permite saber qué peligro tiene la población ante diferentes sensaciones térmicas.

Sin embargo Tzenkova la ha aplicado para conocer la sensación térmica durante todo el año en Sofía. Otros índices más sofisticados son el PET (Physiological Equivalente Temperature) que se utilizan en climatología urbana y turismo, donde se combina no sólo la temperatura, la humedad, radiación solar y la velocidad del viento, sino también la temperatura media radiante que varía en función de la temperatura de los objetos cercanos a la persona.

Cabe decir que el confort térmico varía en función de la persona, por lo tanto aunque son índices empíricos, la teoría desmiente a menudo la realidad. Debemos tener en cuenta también el metabolismo de la persona, si está trabajando físicamente necesitará temperaturas más bajas para tener confort, si está durmiendo necesitará temperaturas más elevadas.