Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Eternidad momentánea

Observo, perplejo, que el gobierno del Botànic, así llamado, tiene frente abierto con el choque entre falleros y Pere Fuset, concejal de fastos y celebraciones. No conozco al señor Fuset, pero en su organización de las danzas en honor de la Virgen -a la Geperudeta le encantan las danzas, lo sé y basta- puede que haya desacierto, pero dudo que haya voluntad de ofender a la la Fallera Mayor, que nada le ha hecho y nada ganaría con ello. La Interagrupación fallera (suena a consorcio de transportistas) habrá de esperar a que el PP retorne al Consistorio, Mariano Rajoy tiene cara de seguir al mando los próximos tres mil años. Un consejo botánico para H. Motes de la interagrupación (fallera): tómese una tila.

Mientras tanto, y yendo a asuntos de verdadera relevancia, me sorprende que el partido más derrochador, falsario, fementido y ladrón de la historia de España siga al mando, provisionalmente como quien dice (o sea para toda la vida), o de beneficiario, a título lucrativo, que diría el otro, por lo que me extraña que no haya habido una erección general de los ánimos que no llegue al delito de rebelión. O una resistencia ciudadana digna de ese nombre que no constituya crimen de sedición (aunque vistamos de amarillo). O más modestamente, no hayamos acertado a administrar un buen par de hostias en los morros de quienes han robado de las arcas públicas y de las privadas, han derrochado y distraído, han tomado asiento en la cubierta de los yates de los narcos y, en fin, los hemos dejado cerca de nuestros niños.

El entrañable Biscúter, el ayudante del detective Pepe Carvalho en las novelas de ladrones y serenos de Vázquez Montalbán, sostenía que el hecho de que el mujerío fuese más hermoso y deseable que nunca y peor atendido que en la vida (estoy de acuerdo), podría significar que nos echan bromuro al agua. Algo peor deben estar echando en lo que bebemos para que la monarquía se haya convertido en institución futbolísticamente sensible, el Supremo se haya puesto faltón con los juristas alemanes y todos los diarios impresos de Madrid parezcan el mismo.

Compartir el artículo

stats