Hace unos años se hizo popular una simpática coplilla en un anunció de un sorteo de la ONCE que decía «tengo de tó». El titulo viene bien para caracterizar los rasgos de lo que llevamos de año 2018 en lo meteorológico, por la diversidad y singularidad de los tipos de tiempo que nos han afectado, por el cierre de la sequía en gran parte de España en apenas mes y medio, por el desarrollo de frecuentes fenómenos adversos como trombas marinas, reventones, lluvias de barro, rayos y temperaturas altas por encima de lo normal. Hemos tenido, en lo que llevamos de año, «un poco de tó». Y el estribillo de la canción viene bien para caracterizar la petición de recursos de agua en las tierras del sureste ibérico, donde apenas ha llovido en estas semanas y donde, a resultas, todo apunta a la génesis de una nueva sequía surestina. El debate del agua ha vuelto con fuerza, tras las abundantes lluvias en el resto del territorio ibérico, menos aquí. Se firman pactos de agua en los que se pide de todo: lluvia -muy escasa-, aguas superficiales -pocas- y subterráneas -algunas ya sobreexplotadas-, depuración, desalación y nuevos trasvases. Un esquema de dotación hídrica a priori válido para el futuro por la diversificación de las fuentes de abastecimiento. Otra cosa es que se informe bien a la gente, especialmente a los agricultores, de las posibilidades reales de cada una de estas medidas. Y muy especialmente de la última de ellas, que se presume de entrada poco realista en el marco político actual de nuestro país, cuestiones económicas y ambientales al margen. En el contexto del modelo territorial actual hay que ofrecer soluciones posibles que permitan alcanzar acuerdos entre territorios. La apuesta por los recursos no convencionales para superar situaciones de escasez, es algo ya indiscutible. La solución a corto y medio plazo más realista. Lo demás son posibilidades inciertas, que quedan bien ante la galería, pero que nunca se podrán llevar a cabo. El victimismo como argumento de la política hidrica solo genera frustración. Pero hay gente que sigue acomodada en este discurso ya superado.