Para algunas personas la edad es un problema matemático. ¿Es tan difícil entender las ganas de vivir? Cumplir años no debería ser desconsolador, pero el asunto comienza al pasar de los cuarenta, determinado público de menos edad sienten continuamente la necesidad de llamar viejos a personas que les superan en edad.

Quien vive teniendo presente la edad, no podrá avanzar jamás en las relaciones interpersonales. Las personas somos la causa de nuestras emociones, sentimientos, y por cosas de la edad dejamos escapar la fuerza de la vivencia. Los años aportan a la vida un agradable olor a sabiduría, los jóvenes deben pensar que toda la vida serán jóvenes y por ello segmentan en dos a sus semejantes: jóvenes y viejos.

La edad es un dato biográfico, es el día que nuestro cuerpo alzó los ojos a la vida, es la manera de trazar un camino y sentir la fuerza de nuestras pisadas. La victoria de la vida se mide en años, algunas vidas quedaron quebradas demasiado pronto por avatares del destino. Queridos jóvenes, al ver a una persona de más edad ante vuestros ojos, no seáis tan torpes de llamarlos viejos, ellos han tenido la suerte de llegar a la atmósfera de la madurez... El semblante de la juventud, en ocasiones, es altivo y no saben que de todo lo humano nadie está ajeno. No piensan que muchas noches tendrán que dormir acurrucados al lado de la palabra mayor y que la juventud pasa rápido.

La vida se enreda en el árbol de la serenidad. No lo sacudamos con fuerza.

Un espíritu libre encuentra en la vida multitud de maestros, con frecuencia son personas que aspiran al no ser.

Sí, es tendencia decir: "Soy un alma libre". Las palabras suelen ser buscadas por aquellos que añoran el acto. Mire usted, por suerte o desgracia, las almas libres no se quedan rezagadas ante el apego: sea de la índole que sea, prefieren buscar el afán de la soledad y caminar de la mano junto al viento.

El arte es fruto de muchos espíritus libres; la literatura, la música y la poesía también. Los hombres así convierten a la bestia del instinto en algo... Un alma libre desahoga sus angustias al mismo tiempo que dispone de sus pasiones. La filosofía de la vida... No, no llamemos alma libre, al inseguro y dubitativo. En la fábrica de la cobardía fantasean con palabras poéticas: todas amigas del miedo.

Un alma libre es humilde, sabe que el orgullo es causa de abundantes desazones. Tampoco tiene rivales, ni contrarios. Ve el fondo del alma... A aquellos que tienen miedo a amar les diría: que no confundan ser libre de alma con ser cobarde.

Amando desde la maravillosa libertad encontramos la superioridad del alma.