El primer presupuesto post-Brexit de la Unión Europea (UE) ha provocado inquietud, preocupación y más cosas en el campo. Se anuncian recortes en las ayudas de la PAC (directas y en programas al desarrollo rural). Las asociaciones agrarias ya han puesto el grito en el cielo y la ministra de Agricultura asegura que podía haber sido peor. Quien no se consuela...

Estamos como siempre que se negocian presupuestos europeos y hay que tratar de poner de acuerdo a los diferentes y, sobre todo, contentar (o acercarse) a los países que ponen dinero, es decir a los contribuyentes netos, entre los que, ojo, podría encontrarse España en algún momento del periodo 2021-2027, el que se ventila ahora. Y no es fácil, no, conjugar tantos intereses y convencer a los que apoquinan de que los otros, los del Sur, no nos lo gastamos en chuflas y jarana. Ven las imágenes de la Feria de Abril, del Rocío, de las Fallas, de los carnavales, de los sanfermines, de la Tomatina, de los chiringuitos de las playas y se creen que aquí no hacemos más que andar de juerga. Y piensan: "A estos vagos manirrotos hay que cortarles el grifo". Por ahí suelen ir los tiros, aunque, al final, no llegue la sangre al río. En todos los sitios hay gente razonable y sensata.

Estábamos en los recortes de la PAC, que ya se dan por seguros. No así la cuantía. Falta mucho para que llegue el desenlace y bien haría España en buscarse aliados (Francia el primero, defiende su agricultura con el cuchillo entre los dientes). En estos menesteres tan complejos no se puede ni ir solo ni sacar pecho. Parece que la ministra Isabel García Tejerina va a caminar por esta senda. Al menos, así lo confirmó el pasado jueves tras reunirse en Bruselas con los comisarios de Agricultura, Phil Hogan, y de Medio Ambiente, Karmene Vella. La vimos muy sonriente en las fotos y muy esperanzada en sus declaraciones, como si supiera de antemano que el daño va a ser menos del que se hablaba hace meses.

No lo tienen tan claro las asociaciones agrarias ni la oposición. Las primeras ya están alerta y algunas ya han vuelto a insistir en su vieja (y no satisfecha) petición: que las ayudas de la PAC vayan a los agricultores profesionales, a los de verdad, y no a los simples propietarios, a los que cobran por tener una escritura notarial no por labrar las tierras. Y si hay recortes, que afecten solo a estos últimos, a quienes tienen su principal ingreso en otra actividad o en la jubilación, como es el caso de cientos y cientos. Si se lograran avances en este terreno, podría aplicarse el refrán de que no hay bien que por mal no venga. O sea el mal de la reducción de la PAC traería el bien de destinar las subvenciones únicamente a los agricultores y ganaderos que viven del campo. Pero mejor no adelantar acontecimientos. (De momento, el brexit nos deja, en este tema, una buena noticia: dejará de percibir la PAC la máxima cobradora, la reina de Gran Bretaña. Algo es algo. Una injusticia menos).

¿Y por que disminuirá la PAC, ya mermada en reformas anteriores? Esencialmente, y a la espera de más explicaciones, porque Europa tiene otras prioridades. ¿Les suena lo de seguridad? Apunten: se triplica el gasto en control de fronteras hasta los 33.000 millones y 10.000 agentes (ahora hay 1.500); el apartado "seguridad" alcanza los 4.800 millones; se crea un Fondo de Defensa (13.000 millones) para aumentar la movilidad militar; suben un 25% (hasta 120.000 millones) las ayudas destinadas a apaciguar al vecindario europeo y a contener la emigración. Traducido: más dinero para defender nuestro paraíso y para que pocos entren en él y menos euros para quienes tienen que producir los alimentos que comemos y bebemos. El progreso, oiga.

Uno lee todos estos datos y se pregunta: ¿recortando la PAC se lucha contra esa nociva despoblación que tanto dice preocupar en Europa?; si no se ayuda y mima a los pocos que van quedando en el mundo rural, ¿se ataja la agonía de los pueblos; ¿no es una contradicción sangrante que, por un lado, se hable de planes y estrategias contra la despoblación y, por otro, se quiten subvenciones a los únicos que, de verdad, hacen frente a esa despoblación viviendo en los pueblos? Todavía no he hallado respuestas. Espero que me las den esas cabezas clarividentes que nos rige, aquí y en Bruselas.

Mientras tanto, no nos machaquen más, ¿eh? Tengamos la fiesta en PAC.