Días atrás hubo un importante revuelo en respuesta a sendos ataques de articulistas de El País y El Mundo contra Yayo Herrero, una de las más importantes figuras de referencia del ecofeminismo en el Estado español, e histórica defensora de la economía social y solidaria. Da la sensación de ser un ataque preventivo -no con bombas, sino con calumnias infundadas- no sea que, como en su momento Ada Colau, esta mujer que lucha por la gente con esfuerzo, simpatía y empatía, vaya luego a dar el salto a la política profesional y dar problemas a los pesebreros de siempre. Parece que no, pues ya ha declinado varias invitaciones para encabezar listas en partidos y coaliciones políticas, pero por si acaso.

Tampoco parece que vaya a ser verdad alguna irregularidad contractual, a la vista de la detallada respuesta de Herrero, pero difama, que algo queda. Tiene gracia que se ataque a las cooperativas y a la economía solidaria, que se crean precisamente para defenderse del implacable acoso que el capitalismo neoliberal ejerce sobre mundo del trabajo. Es como si atacáramos a las ONGs por ser sospechosas de recibir un buen trato de las instituciones. Por tanto, es correcto que las Administraciones suscriban contratos millonarios con grandes empresas, pero es sospechoso que le den algo de juego a cooperativas de economía solidaria. Sorprendente.

Pero volvamos a Yayo. He tenido oportunidad de conocerla en su faceta de profesora y conferenciante, y tiene la inusual capacidad de reflejar con palabras sencillas y certeras el sentir de todas las personas que luchan por la equidad y un feminismo igualitario. Y más aún: sabe transmitir esperanza y animar a defender lo importante, que tiene que ver con la vida y con los cuidados, en donde las mujeres siempre han sido las grandes actoras y las menos reconocidas. Si a esto le sumamos la defensa de la naturaleza necesaria para albergar la vida diversa, tenemos el ecofeminismo, una de las fuerzas en auge para lograr un futuro más sostenible e igualitario.

Creo que apuntan mal los que difaman a Yayo, igual les sale el tiro por la culata. Al menos eso parece tras las innumerables respuestas de apoyo, de lo más plural y biodiverso, así como las críticas a estas acusaciones infundadas. Yayo Herrero es una persona cercana y líder ecofeminista especialmente querida y respetada por su reconocido buen hacer e intachable ética profesional. Recordemos que los verdaderos líderes no se diseñan, los proclama la gente, y ésta resulta especialmente difícil de tumbar, pues su centro de gravedad es bajo, al no usar grandes pedestales.