Cuando estamos en la Naturaleza encontramos una paz interior como pocas veces, es como practicar meditación involuntaria. Qué persona no se ha quedado boquiabierta observando un paisaje natural imponente. Hay algo dentro de todas las personas, por muy urbanitas que seamos, que nos conecta con nuestro pasado natural, y que nos trae paz. El Jardí del Túria, el Parc de Capçalera o el de la Rambleta son ejemplos perfectos de cómo se puede disfrutar de la Naturaleza en medio de nuestra ciudad. Quien haya ido a Nueva York es prácticamente seguro que habrá visitado Central Park. Simplemente es un lugar obligatorio para toda persona que visite la ciudad más icónica del mundo, la que mejor representa el concepto mismo de ciudad. Entrar allí es entrar en un verdadero bosque urbano. Sin ir tan lejos, en nuestra vieja Europa, el actual alcalde de Londres, Sadiq Khan, quiere convertirla en la primera ciudad del mundo Parque Nacional, difuminando así la frontera entre mundo urbano y natural/rural. ¡Londres!

En 2016, el 54 % de la población mundial vivía ya en las ciudades y este porcentaje no deja de crecer. En España, ese porcentaje sube al 80 %. Por eso es tan importante la renaturalización urbana. Ya no me refiero sólo a tener más parques y jardines, que eso está muy bien. Me refiero a aprovechar cualquier rincón de nuestra ciudad para llenarlo de biodiversidad. ¿Qué es, si no, el magnífico proyecto de mi compañera la concejala de medio ambiente Pilar Soriano de dejar crecer especies herbáceas en los alcorques de nuestra ciudad para que sean pequeñas islas de vida en medio del mar de cemento urbano? Esto mismo lo vi hace años en París, otra de las grandes capitales mundiales. Hace unos días, desplazándome en bicicleta hasta la Casa Consistorial, pude ver un alcorque lleno de flores y no pude más que sonreír inmediatamente. De repente, la Naturaleza.

Renaturalizar las ciudades no debe ser sólo una política decidida del gobierno municipal, que lo es actualmente. Cualquiera puede participar. ¿Se imaginan una ciudad con todos los balcones y terrazas llenos de plantas? Nos alegraría la vista al mejorar el paisaje de nuestras calles y, además, lucharíamos contra el cambio climático al fijar CO2, sobre todo el proveniente de la combustión de los coches. Ganamos todos, los vecinos y el planeta.

Renaturalizar también es ayudar a los seres vivos con quienes compartimos el espacio urbano a poder sobrevivir, poniendo comederos para aves urbanas en nuestras terrazas y balcones o instalando cajas nido para murciélagos allá donde se puedan instalar. Murciélagos que luego nos ayudarán a controlar los molestos mosquitos que ya han aparecido en nuestra ciudad con el aumento primaveral de las temperaturas. Las ciudades pueden así convertirse en espacios que alberguen una gran biodiversidad. Y con ello, nuestra salud mejorará y la del planeta, también. ¿Nos renaturalizamos?