En los acantilados de la Sierra de Irta, sobre repisas de roquedos calcáreos, en áreas cálidas, muy soleadas y sometidas a los temporales del Mediterráneo, sobrevive la única población mundial de una hierba con pequeñas flores violeta. Su nombre científico es Limonium perplexum y se denomina saladilla de Peníscola o limonio de Irta, una de las especies que viven en el abismo de la primera línea de costa, al borde de la extinción, aunque también padece la amenaza de ser pisoteada por pescadores y turistas que frecuentan las zonas altas de este parque natural de Castelló. La población de la ensopeguera de Peníscola -en una superficie que no supera los 40 metros cuadrados- varía de 20 a 350 plantas, ya que su éxito de germinación depende del volumen de precipitaciones. El Jefe de la Sección de Conservación de Flora del Servicio de Vida Silvestre de la Conselleria d´Agricultura, Medi Ambient, Canvi Climàtic i Desenvolupament Rural, Emili Laguna, destacaba la amenaza del calentamiento global para algunas especies ubicadas en los acantilados la pasada semana en la sección de Natura de «Al ras», el magazín matinal de radio de À Punt Mèdia. «Durante los últimos años se están notando mucho los efectos de los temporales, mientras que el cambio climático también está afectando especies de flora de alta montaña, que conforme sube la temperatura media, tienen que adaptarse o podrían desaparecer», comentaba Laguna. Desde 2015, el departamento autonómico valenciano desarrolla planes de conservación para la ensopeguera de Peníscola, además de para otras dos plantas muy vulnerables: la estepa de Cartagena y la silene de Ifac, endémica de los acantilados del norte de Alicante -como el parque natural del Penyal d´Ifac- y de la isla de Ibiza.