En el acervo popular hay varios dichos tradicionales sobre la meteorología en los meses primaverales de abril y mayo al respecto de las lluvias y las tormentas que nos suelen visitar en esta época, así los más conocidos en el este peninsular podrían ser: «En Abril aguas mil» o «En maig cada dia un raig». Como muchos ya habrán podido comprobar, este último dicho que se vendría a traducir como «en mayo cada día un rayo» ya se ha venido produciendo en lo que va de mes y la tendencia con lo que se otea en el horizonte de los modelos de predicción numérica es a que continúe a lo largo de lo que queda de mayo.

No obstante y pese a la gran cantidad de tormentas que estamos teniendo en la Península Ibérica, en estos meses en los que la temperatura del mar es mucho más fría comparativamente con la de tierra no todos lo tenemos tan fácil para ver llover, puesto ha de ser mucho mayor la inestabilidad necesaria para que las tormentas afecten zonas del litoral y prelitoral poco montañosas y muy venteadas por la brisa. La razón es bien simple, la temperatura del agua del mar a duras penas llega a los 20 grados y supone un foco frío en comparación con la temperatura diurna de la superficie tierra adentro, con lo que las tormentas en su avance hacia el litoral terminan muriendo. Es por esto que si somos del litoral y queremos ver llover en primavera y también a principios de verano lo mejor sería desplazarse hacia zonas de los sistemas montañosos altos más cercanos, lugares como la Ibérica turolense y castellonense y los Pirineos suponen uno de los más importantes puntos de tormentas en la península Ibérica. Por el contrario, zonas muy cercanas a estos lugares pero en la costa, únicamente tienen constancia de estos fenómenos porque pasan las tardes de primavera y verano a la sombra. Y es que las tormentas en situaciones de no muy alta inestabilidad están ligadas básicamente a la temperatura del suelo.

Así pues, si usted vive en la costa y está deseando ver llover con fuerza en primavera e inicios de verano, lo mejor será que o bien se desplace hacia su interior montañoso o que espere a que se dé un temporal de levante que de tanto en tanto se da en primavera y que tan raros son en verano.