Hay un embolsamiento de aire frío en las capas altas de la atmósfera sobre la vertical de la Península. Lo tenemos encima desde hace varios días y sus efectos continuarán como mínimo hasta principios de la próxima semana. Se trata de una depresión aislada en niveles altos (DANA), en esencia lo que antes se denominaba gota fría en el ámbito de la meteorología. Mucha gente cree que sólo se dan en otoño, pero lo cierto es que también frecuentan España en primavera. Y también muchos las consideran erróneamente sinónimo inevitable de temporales catastróficos, pero se equivocan, porque a pesar de que en algunos casos sí que ha ocurrido, su presencia en la atmósfera no significa por sí misma que vayan a producirse lluvias torrenciales o inundaciones. En algunos temporales han confluido junto a otros factores para causar graves daños, otras veces no ocurre nada de ello y, por sorprendente que parezca, muchos episodios de inundaciones de la historia de España han sucedido sin ir acompañados de ninguna gota fría. Al margen de ello, lo que sí es cierto es que estamos teniendo en gran parte de España una primavera tormentosa, con atmósfera turbulenta, en la que no sólo la lluvia, sino también el granizo ha cobrado protagonismo muchos días en numerosas comunidades autónomas. Durante el fin de semana se mantiene la inestabilidad generalizada y es probable que las tormentas y precipitaciones se extiendan en los próximos días a la mitad oriental peninsular y Baleares tras el protagonismo que han tenido en las últimas 48 horas en el centro y comunidades como La Rioja, Castilla y León y Extremadura. La primavera es la época de floración y de hermosas postales con campos verdes y cielos azules, pero también es tiempo de rayos y truenos.