La víspera del llamado supermartes, un diplomático estadounidense visitó la Universitat de València para impartir una conferencia sobre las elecciones en EE UU, dirigida a profesores y alumnos. Aunque muchas de las cuestiones abordadas en su intervención fueron de interés, hubo una que me llamó especialmente la atención. Según nuestro invitado, los diferentes candidatos llamados a liderar sus respectivos partidos políticos están pronunciándose acerca de varios temas que preocupan a la sociedad estadounidense. Curiosamente, una de las cuestiones que es objeto de posicionamiento y discusión es la imagen que EE UU tiene en el exterior.

No cabe duda que el pueblo norteamericano es consciente de que la desastrosa intervención en Iraq -paradigma del unilateralismo extremo-, ha provocado que la imagen de su país en el mundo atraviese por sus momentos más bajos. Al respecto, algunos académicos estadounidenses -principalmente el profesor Joseph S. Nye, de la Universidad de Harvard-advierten que el poder no se concibe ya como la capacidad que se tiene de alcanzar un resultado por medio de la coacción, basada en los recursos militares/económicos (poder duro), sino también mediante la persuasión, fundamentada en el empleo de la imagen/influencia (poder blando). Por este motivo, la gran lección para la superpotencia norteamericana es que no basta con exhibir la posesión de un importante arsenal armamentístico, especialmente si se trata de uno de los mayores del mundo (poder duro); sino en demostrar un compromiso efectivo con los derechos y libertades, máxime cuando hablamos de una de las democracias más señeras del planeta (poder blando). Precisamente, la capacidad de armonizar los poderes señalados ha sido bautizada como poder inteligente.

Ahora bien, los distintos candidatos a liderar el partido demócrata y republicano, ¿qué plantean para mejorar la imagen/influencia de Estados Unidos en el exterior? Dicho de otro modo, los aspirantes a ocupar la Casa Blanca, ¿qué proponen para que el poder estadounidense sea lo más inteligente posible en el ámbito internacional? Con sólo ojear los sitios web de los principales candidatos demócratas y republicanos, donde figuran sus posiciones sobre los temas clave, puede apreciarse una falla importante entre ambas formaciones -sobre todo entre Barack Obama y John McCain- en materia de política exterior; una división como nunca antes había tenido lugar en este terreno. Esta fractura resulta evidente, en especial, respecto a la cuestión de la continuidad/retirada de las tropas en Iraq. Para los demócratas, la imagen exterior de EE UU es primordial; para los republicanos, secundaria. Por este motivo, los primeros consideran que EE UU deben abandonar el unilateralismo de su política exterior, y dejarla reposar más en la persuasión que en la coerción. Por el contrario, los segundos insisten en que el multilateralismo no es el camino, y que la política exterior debe apoyarse en la coerción y no tanto en la persuasión. A la vista de ello, ¿cuál de las dos perspectivas conseguirá que EE UU ejercite un poder más inteligente?

No cabe duda que la respuesta a la pregunta anterior la tiene el pueblo norteamericano en sus manos y la conoceremos el próximo mes de noviembre. Será entonces, cuando sabremos -como afirma el propio profesor Nye- si la sociedad estadounidense apuesta por reemplazar como icono del poder de EE UU en el mundo, la bahía de Guantánamo por el de la Estatua de la Libertad.

*Profesor del Departamento de Derecho internacional Adolfo Miaja de la Muela. Universitat de València