­439 días después de que el Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, inaugurara la prisión de Albocàsser, conocida como Castellón II, el centro penitenciario del norte de la provincia se encuentra al límite de su capacidad en cuanto al número de presos, según ha denunciado el sindicato CSI-CSIF a Levante de Castelló. La recién estrenada prisión tiene una capacidad para 1.704 presos residentes, y desde el sindicato aseguran que en la actualidad la ocupan cerca de 1.700.

Pese a no ser un centro de los más masificados de España, fuentes del CSI-CSIF han criticado la premura con la que la secretaria general Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, ha inaugurado la prisión y la ha puesto al 100% de su funcionamiento ha creado una serie de inconvenientes que no habían sido previstos. «Nos han mandado un nivel muy alto de internos, además, con penas muy altas y años de experiencia. Incluso presos que han protagonizado motines como en la cárcel de Picassent. Por su parte, los funcionarios tienen muy poca experiencia», critican desde el sindicato.

Además, las mismas fuentes denuncian que el cometido para el que fue construida Albocàsser no se cumple. «Castellón II tenía el objetivo de desmasificar Picassent porque era un polvorín. En estos momentos, la prisión de Valencia continúa por encima de sus posibilidades y las dos de Castelló al límite», apuntan.

En el pasado mes de mayo fuentes de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip) cifraban en 1.173 el número de internos en Castellón II. Cuatro meses después la cifra alcanza los 1.700 según CSI-CSIF. «Sólo en lo que llevamos de verano Instituciones Penitenciarias nos ha mandado más de 200 nuevos internos», claman desde el sindicato.

El centro de Albocàsser está formado por 12 módulos residenciales y cuatro polivalentes, un módulo de régimen cerrado con 70 celdas, uno de ingresos, salidas y tránsitos con 72 celdas y uno de enfermería con 64 camas. Este centro mantiene el criterio de núcleo urbano autosuficiente, por lo que dispone de servicios culturales, sanitarios, deportivos y productivos comunitarios.

Según fuentes del sindicato, por cada módulo caben 142 internos en los que en algún caso se completa el aforo y en otros «sólo faltan un par para llenarlo». Para controlar a toda esta población los funcionarios de vigilancia se reparten en 8 turnos de 33 personas. Es decir, unos 40, si contamos las duplicidades de los turnos, para controlar a 1.700 internos, en muchos casos muy peligrosos. Además, se quejan desde el sindicato, en la época estival donde coinciden las vacaciones del personal, «la disposición de funcionarios es menor, con el peligro para su seguridad que ello supone». La prisión lleva unas 6 agresiones, «dos en la última quincena, que tiene de baja a dos funcionarios», afirman.