­El escritor y periodista Manuel Vicent fue investido ayer doctor honoris causa de manos de la Universitat Jaume I de Castelló en una emotiva ceremonia que congregó a cerca de 500 personas, entre otros, el cantautor Joan Manuel Serrat. La UJI premió así la trayectoria literaria de una persona que nació en la Vilavella y que ha proyectado al mundo la imagen de Castelló a través de su prosa. Vicent disertó sobre su faceta como escritor y periodista, y advirtió contra los profesionales «que confunden su gastritis con los males de la patria».

Familiares, amigos, autoridades académicas y estudiantes llenaron el paraninfo en el acto de entrega del primer honoris causa que recibe el escritor castellonense. Además de Serrat estuvieron presentes el artista Juan Ripollés, el delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, el diputado provincial de Cultura, Miguel Ángel Mulet, y el rector de la Universidad Politécnica de Valencia, Juan Juliá.

El literato de la Vilavella, que ha sido galardonado con dos Premiso Alfaguara y un Nadal, correspondió a la Universitat ofreciendo un elaborado relato en el que recordó vivencias de adolescencia y juventud en Castelló y Valencia y recordó cómo «nuestra tierra» ha influido en su narración. Costumbres, paisajes y gastronomía que han impregnado obras como Son de mar, Tranvía a la Malvarrosa o Contraparaíso. También expresó su amor por el Mediterráneo, aunque no por el espacio físico en sí, sino por el que representa, dijo, una «categoría de la mente». «El Mediterráneo no existe, los acantilados de mármol y las laderas de acebuches están bajo muros de cemento armado».

En el ámbito periodístico, subrayó la importancia social de este oficio–lo tildó de nuevo género literario, que define el mundo desde mitad del siglo XX»–, y alertó de uno de los principales males que a su juicio padece en la actualidad: la soberbia. «Unos se creen intérpretes de los designios de la historia. Muchos periodistas desplazan más de lo que pesan», aseveró. Reivindicó a aquellos «héroes» que «dan noticias fidedignas y emiten comentarios ponderados», y defendió el peso de la «insubordinación» en el progreso de la humanidad.