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Las excavaciones arqueológicas de las obras del barranco de Fraga han sacado a la luz los primeros hallazgos romanos documentados de la historia de Castelló en el Camí Villamargo, a escasos 200 metros del cruce con la autovía de los accesos al puerto.

Estos trabajos abarcan ya más de 3.000 metros cuadrados de extensión y han hecho aflorar una villa patricia romana datada entre los siglos I y III d.C, un momento en el que el imperio se encuentra en plena crisis y la nobleza adinerada de Roma se dispersaba para instalarse en las provincias.

La construcción hallada en Villamargo, en el entorno del Caminàs, refuerza la tesis de que la Vía Augusta discurrió por esta calzada de origen íbero que conecta con otros emplazamientos romanos localizados en la provincia como la villa de Benicató en Nules, Vinarrajell en Burriana o el Mas d´Aragó en Traiguera.

En el caso de los restos de Villamargo, se puede distinguir a la perfección la planta de una villa de grandes dimensiones –orientada al mar– que poseía un pórtico con columnas y diversas instalaciones complementarias donde se podrían albergar termas, cocinas, un taller de alfarería, cuadras, bodegas y almacenes para acumular el grano.

Los materiales de las paredes, las vasijas de cerámica y las tejas propias de la arquitectura romana no dejan lugar a dudas sobre la importancia de uno de los descubrimientos arqueológicos más relevantes de los últimos años en la capital de la Plana.