­No será fácil, pero no le queda otra al Villarreal. El conjunto amarillo se jugará el pase a la siguiente ronda de la Europa League en Alemania, después de empatar a dos goles ante el Wolfsburgo ayer en El Madrigal. El submarino ofreció buena imagen en su retorno al torneo europeo. El equipo de la Plana Baixa había encarrilado la victoria en el primer tiempo. No obstante, un contragolpe que la defensa no supo parar y un penalti de Marcano complicaron los planes de los de casa. Marco Ruben, casi sobre el tiempo, abrió la puerta de la esperanza. La cancha del Wolfsburgo espera. El Villarreal está preparado para otra gesta histórica.

Y es que el partido de ayer era especial por distintos motivos. En primer lugar porque la competición europea regresaba a Vila-real y, en segundo, porque los banquillos estaban de estreno en esta competición. Los técnicos Garrido, en el bando local, y Lorenz Günther, en el visitante, eran debutantes y existía en los dos el deseo de agradar a sus aficionados. El obstáculo para ambos y especialmente para los de casa, la lluvia que volvió a hacer acto de aparición y que deslució el espectáculo.

Garrido apostó por un once titular con las novedades de Ángel en el carril derecho, el regreso de Marcano al centro de la defensa, al lado de Godín, más la presencia en el centro del campo de Ibagaza y de Llorente en la delantera. El preparador alemán, por su parte, optó por un sistema de juego clásico, pero con la medular en rombo, de forma que pudiera tener más control del cuero para enlazar con la delantera.

Un inicio intenso

El partido comenzó vivo y con dos ocasiones casi consecutivas para los germanos. Grafite mandó la pelota por encima del travesaño a los doce minutos y, apenas poco después, Riether mandaba fuera el balón en un remate deficiente desde dentro del área. En ambas oportunidades, los jugadores del Wolfsburgo, de gran envergadura, remataron completamente solos.

Dzeko volvió a avisar a los locales en una acción que él mismo inició en la frontal y que, tras un preciso autopase, cruzó demasiado el esférico ante la salida de Diego López.

Era la tercera aproximación de los visitantes y el Villarreal no acababa de dominar el partido, superado físicamente y en cuanto a posesión del cuero. Garrido trataba de corregir posiciones.

Estiró un poco sus líneas el Villarreal coincidiendo con la llegada de la primera media hora de juego. Capdevila se mostraba incisivo por su banda y desde el carril izquierdo nació el principal peligro amarillo. Sus centros, aunque no encontraron rematador claro, animaron un partida estratégica que se decantaba ligeramente del lado visitante.

Todo estaba en el aire y el partido llegando al final del primer tiempo. Casi todos deseaban que se produjera el descanso para reordenar ideas, pero fue entonces cuando una falta sobre Pirès derivó en una tarjeta amarilla para Riether, uno de los jugadores más peligrosos del Wolfsburgo, y en un libredirecto para Marcos Senna que parecía haber sido fabricado a propósito por el extremo francés del submarino.

El hispano-brasileño miró el balón con detenimiento y soltó, tras una mínima carrera, un chut que situaba la pelota en la escuadra de la portería defendida por Hitz. Se volvió loco Senna en la celebración, ratificando que debe ser un hombre fundamental en la recuperación del equipo.

Parecía encarrilado

La segunda parte comenzó con dominio amarillo. El gol reforzó la moral de los futbolistas que entrena Garrido, que tocaban el cuero con criterio y trataba de controlar esos minutos que se le habían escapado en la primera parte. Tanto el entrenador del Villarreal como el del Wolfsburgo preparaban cambios, sabedores que en los últimos quince minutos se decidiría el encuentro, como así ocurrió después.

Así fue. Marcano cometía un penalti innecesario cuando había que extremar las precauciones. El equipo alemán se situaba por delante en el marcador, al no fallar Grafite desde los once metros. Todo parecía perdido y el Villarreal se aferraba a un milagro en Alemania para superar la eliminatoria. Pero ahí apareció Marco Ruben, un chaval de Rosario llamado a hacer historia en el fútbol. Ayer ya la hizo en El Madrigal al empatar a dos un partido que estaba prácticamente perdido. Mientras hay vida, hay esperanza.