«Ni hábitats prioritarios, ni aves, ni Lugar de Importancia Comunitaria, ni Zona de Especial Protección para las Aves; nada de esto importa, sólo los cuatro duros que se obtendrán talando árboles centenarios». Esta es la reflexión que realizan desde los colectivos ecologistas tras conocer que municipios como Vistabella están talando pinos centenarios para buscar una fórmula con la que lograr ingresos extra y sanea unas arcas municipales afectadas por la crisis económica. De hecho, apuntan que «la provincia será un desierto si los municipios quieren paliar la crisis económica talando árboles».

Con estas reflexiones de fondo, el Grupo para el Estudio y la Conservación de los Espacios Naturales (Gecen) anunció ayer que trasladará hasta Europa la continua tala de pinos en el entorno del macizo del Penyagolosa para que lo investigue. Y es que, como ha venido recogiendo este diario, en los últimos meses se han podido llegar a talar hasta 3.000 árboles, cifra que seguirá ampliándose ya que, como recuerdan también desde Acció Ecologista Agró, la previsión del Consell es cortar alrededor de 10.000 árboles en la próxima década en este pulmón verde de la provincia.

Desde Gecen destacaban ayer que, «acabada la excusa del muérdago, en donde se llegó a un acuerdo de restauración integral del ecosistema que la Conselleria de Medio Ambiente ha incumplido, ahora se pretenden talar 700 árboles más a añadir a los cerca de 3.000 ya talados».

Según el destaca este grupo conservacionista, «esta vez la excusa es que los árboles de 150 años ya han cumplido su función. Cualquier biólogo se pondría las manos a la cabeza ante tal aberrante afirmación». De hecho, «si seguimos tal ´científica´ afirmación deberíamos talar todos los árboles monumentales, con las emblemáticas oliveras milenarias a la cabeza», añaden con ironía desde Gecen.

En esta línea, aclaran que «son muy pocos los bosques maduros y muy pocas las hectáreas que estos ocupan en la Comunitat Valenciana, verdaderas joyas ecosistemas singulares, supervivientes de la nefasta gestión forestal antrópica que durante décadas los ha esquilmado». Finalmente, lamentan que el futuro de esas «joyas« esté amenazado si se unen dos ingredientes: «un ayuntamiento –en este caso Vistabella– que ve dinero y no patrimonio natural y una conselleria que lo autoriza».