¿Cuántos excrementos de perros puede contabilizar un ciudadano de Vila-real dando un paseo? Esta pregunta se la hacen multitud de vecinos de la localidad que encuentran todos los días en sus barrios excrementos de perros e intentan sortearlos como pueden. Por eso, la Policía Local de Vila-real ha decidido tomar medidas e iniciar una campaña para controlar que los propietarios de los animales recojan las cacas después de que las mascotas hagan sus necesidades.

Habitualmente, los agentes tienen serias dificultades para detectar si un propietario no está cumpliendo con la ley, ya que en el momento en que se acercan a comprobarlo los vecinos limpian los excrementos. Por este motivo, la Policía Local pondrá a disposición de la brigada de barrios coches camuflados para poder controlar con más detenimiento a los responsables de los perros sin ser vistos. «Es una vergüenza pasear por las calles del municipio e ir saltando para no pisar una caca de perro», explicaba Carlos, un vecino de Vila-real.

Opiniones de todo tipo

Por su parte, los propietarios de los animales tienen opiniones dispares respecto a esta campaña. Algunos se muestran contrarios a estas restricciones, ya que consideran que «si no paseamos a los perros por los parques, no podemos llevarlos a otros lugares. No comprendo la prohibición de pasear en los jardines con los animales», indicaba Manuel. En cambio, la mayor parte de los vecinos mantienen una postura más positiva sobre estas medidas puestas por la policía.

«Me parece una iniciativa muy interesante porque tenemos que dejar las calles tales como nos las hemos encontrado, limpias. Además, los propietarios tienen que pagar por ello, ya que los perros son responsabilidad suya», indicaba Sheila. Estas medidas no serían tan efectivas si detrás de la campaña no hubieran multas económicas. Por eso, la inspectora Rosana Gallardo explicaba que «si encontramos a personas que dejan los excrementos en la calzada o en un parque les multaremos con 150 ó 300 euros, dependiendo de la situación».

Aun así, los ciudadanos cada vez están más concienciados y salen a pasear con una bolsa o un papel para recoger las cacas de los perros. «No hace falta que nadie me diga que tengo que recogerlas, nunca me las dejaría porque ensucia la localidad y podría pisarlo alguna persona. Es muy desagradable encontrarse cacas por la calle», comentaba Josep. Además, la inspectora remarcaba que es «una ordenación cívica y de educación y por tanto se debe cumplir. Durante todo el año nos marcamos zonas donde vigilar y actuamos cuando detectamos algún caso».

El año pasado la Policía Local denunció a 31 propietarios por no cumplir con la ordenanza en diferentes puntos de Vila-real, pero aún queda mucho camino por recorrer, ya que las aceras y los parques continúan siendo un foco de excrementos y los vecinos no llegan a concienciarse de esta problemática.