«Nunca abusé de él, sólo quiero que se aclare todo y volver a la iglesia». Así de contundente se mostró ayer el fraile carmelita de Burriana que ha sido acusado de abusar de un monaguillo de 17 años en la parroquia. El padre Josemi, como se le conoce en la localidad castellonense, prestó declaración durante más de una hora ante el titular del Juzgado de Instrucción Número 1 de Castelló, que no tomó ninguna medida cautelar contra él.

El fraile le dijo al juez instructor que las acusaciones que se formulan contra él son «falsas» y que en ningún momento mantuvo relación amorosa ni de amistad con la supuesta víctima, que hoy tiene 21 años.

Emilio Pérez, abogado defensor del cura, aseguró al término de la comparecencia que su cliente estaba deseando declarar para negar los hechos. «Él quiere aclararlo todo cuanto antes y volver a ejercer su oficio», dijo. El letrado aseguró que la versión del fraile ha sido la misma «desde el primer momento» y que nunca ha reconocido los hechos. «Él no mantuvo ninguna relación ni de amistad ni de ningún otro tipo. Ni fue su guía espiritual, ni su confesor y siempre mantuvo una relación distante con él», alegó. El abogado dejó caer que en la fecha en que ocurrieron los hechos, hace ahora tres años, el monaguillo ya había mantenido relación homosexual con otro chico en Zaragoza», añade el letrado. «Quizá el chico denunció al padre Josemi al ser de una familia ultracatólica que considera la homosexualidad como una enfermedad. Quizá buscaba un chivo expiatorio», insiste.

La defensa del sacerdote ha solicitado que pasen por el juzgado entre 12 y 14 testigos, en su mayoría catequistas y monaguillos.

«Este proceso ha sido un escarnio para mi cliente pero puede ser también bastante duro para el chico si se llega a juicio», explicó.

Pérez recordó que entre el fraile y el monaguillo pudo haber un contencioso económico que ha desembocado en la denuncia por abusos sexuales.

«El padre Josemi lo echó del servicio porque no tenía vocación, era huraño y reservado y lo más importante para él era la cuestión crematística, el dinero», añadió el abogado del clérigo. «Siempre estaba solicitando anticipos o pidiendo más dinero, y el padre carmelita decide comunicarle que no cuenta ya con sus servicios», explica.

Amigos y testigos

Por otra parte, Rosa M., una amiga del fraile que ayer le acompañó en la Ciudad de la Justicia de Castelló, lamentó que la jerarquía católica «no haya hecho nada por él. Al principio el golpe fue duro, hoy ya lo ha superado».

Emilio Pérez informó además de que se ha producido un aplazamiento de la declaración del padre del denunciante, que debía acudir el próximo viernes al juzgado. Este testigo ha alegado que está de viaje y que no puede comparecer ante el instructor.

«El juez no ha adoptado medidias, las medidas sólo las adoptó la orden eclesiástica», dijo el letrado, quien añadió que su cliente lleva un año apartado de la congregación, «sin poder dar misa, sin poder confesar, sin poder hacer absolutamente nada y con prohibición de hacer declaraciones». El religioso se encuentra en la actualidad en un centro de Huesca.