Los vecinos de Sumacàrcer se han acostumbrado desde hace ya algún tiempo a la presencia de cabras montesas en las inmediaciones del casco urbano y estos animales tampoco extrañan al hombre ya que, en ocasiones, ni se inmutan cuando son observadas. Sin embargo, la prolongada sequía y la consecuente falta de alimento en las montañas está provocando que tanto cabras, como jabalíes y otros depredadores bajen en busca de agua y alimento y causen daños en los cultivos al romper los sistemas de riego por goteo o escarbar al pie de los árboles, hasta el punto que algunos agricultores han optado por vallar sus parcelas para protegerlas, aunque el cercado no es una garantía para impedir el paso de los jabalíes si deciden escarbar. La sociedad de cazadores está realizando esperas nocturnas desde el pasado mes de abril para reducir la población de jabalíes.

«Desde hace tiempo, los propietarios que lindan con la sierra se vienen quejando por los daños que ocasionan los jabalíes y las cabras», admitió ayer el alcalde de Sumacàrcer, Txema Peláez, mientras advertía de que, a diferencia de años anteriores en que las cabras se dejaban ver en otoño, con motivo de la época de celo, ahora ya no sorprende encontrarlas en las inmediaciones del casco urbano cuando aún estamos en primavera. «Puede ser producto de que no tienen comida en la sierra o de que hay una sobrepoblación de cabras y unas desplazan a otras», indicó el alcalde.

Desde la sociedad de cazadores de Sumacàrcer, Marcos Alós confirmó que la sequía y la falta de agua y alimento en las montañas está desplazando la fauna hacia los campos de cultivo, en los que causan desperfectos. «Verse no se ven, pero los jabalíes dejan el terreno escarbado», comentó Alós, mientras señalaba lo complicado que resulta abatir a estos cerdos salvajes incluso durante las esperas nocturnas que algunos aficionados vienen realizando desde el pasado mes de abril. La situación es diferente con las cabras montesas ya que, según indicó, sólo la compañía eléctrica titular del coto tiene autorización para disparar con un cupo muy limitado.

Marco Alós comentó que las cabras se ceban con los plantones y brotes más tiernos, pero advirtió de que, durante la época de celo, los machos se refriegan contra los naranjos adultos supuestamente con la intención de fortalecer la cornamenta, «y dejan los árboles pelados hasta que lo matan».

Se da la circunstancia de que días a atrás apareció en un campo de naranjos muy próximo al casco urbano de Sumacàrcer un ejemplar macho de cabra montesa con síntomas de sarna. Algunas fuentes señalaron que estos animales buscan habitualmente lugares alejados y tranquilos para morir y atribuyeron la localización de este cuerpo tan cerca de zonas pobladas a que muchas cabras están bajando en busca de agua y alimento. El representante de la sociedad de cazadores llegó a comentar que la epidemia de sarna que de forma cíclica afecta a estos animales ha provocado un descenso de la población, aunque otras fuentes consultadas señalaron que la población de cabras en el entorno de Sumacàrcer es bastante estable.