En Cullera hay un clamor prácticamente unánime de vecinos, empresarios y partidos políticos sobre la necesidad de contar con zonas de ocio nocturno, no sólo para el divertimento de los jóvenes, sino también para atraer la llegada de turistas. Pero cada local que se ha creado en la ciudad se ha encontrado con las quejas y las denuncias de los vecinos (turistas propietarios de un apartamento), quienes reclaman su derecho al descanso.

Lo más grave es que parece que no hay una solución a corto plazo, porque la principal alternativa era crear una nueva zona de ocio en el Manhattan (PAI de la Bega-Port) y, ahora, este plan urbanístico se ha paralizado «sine die» por falta de financiación.

El conflicto arrancó en la calle Barcelona, siguió en los alrededores del edificio Ferrobús y, recientemente, también se han visto afectados los chiringuitos de la playa. Todos los empresarios coinciden en el perjuicio económico que supone la falta de ocio nocturno. E, incluso, algunos vecinos llevan recogidas más de 300 firmas en la web Chance.org pidiendo a los turistas y fiscales que dejen funcionar a los negocios.

Juicio contra el alcalde

Cullera era un referente del ocio comarcal cuando, hace más de diez años, la zona de la calle Barcelona llegó a tener cerca de 20 pubs. Pero la música y la masiva concentración de gente impedían dormir a los vecinos que, según denunciaban, si ponían un vaso de agua en el baño de un primer piso, éste temblaba.

Pronto empezaron a presentar denuncias y el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana declaró esta calle y sus alrededores Zona Acústicamente Saturada (ZAS), con lo que el ayuntamiento cullerense impuso una serie de medidas para atajar el ruido y muchos locales cerraron.

Los vecinos denunciaron al alcalde, Ernesto Sanjuán, y éste acabó sentándose hace unos meses en el banquillo acusado de presunta prevaricación. Finalmente, resultó absuelto; pero los residentes han anunciado que recurrirán la sentencia por lo que el caso seguirá dando que hablar. Actualmente, sólo quedan dos pubs en la zona.

El ayuntamiento retira las terrazas de cuatro bares

Esta vía también forma parte de la ZAS. Según señalaron desde el consistorio, el hecho de que los vecinos hayan recurrido la sentencia de la calle Barcelona ha provocado que el ayuntamiento se mantenga firme en controlar los niveles sonoros y, por eso, ha ordenado la retirada de cuatro terrazas.

Aunque, los vecinos de la zona negaron que uno y otro caso estén relacionados y se mostraron a favor de que haya terrazas. No obstante, si las próximas mediciones sonoras que se realicen en los locales están dentro del límite permitido por la ley, el verano que viene se podría volver a montar las terrazas por parte de los hosteleros.

Los pubs también han tenido que quitar las terrazas

Tras el declive de la calle Barcelona, en 2009 los locales de ocio se trasladaron a los bajos del edificio Ferrobús. Y, a pesar de que en este punto las viviendas están algo más alejadas, las quejas vecinales no se han hecho esperar debido al ruido que genera la acumulación de gente en la vía pública.

Esta misma semana los pubs han tenido que retirar las terrazas tras llegarle la orden del ayuntamiento. Uno de los empresarios afectados lamentaba que el consistorio no les haya dejado, al menos, tener las terrazas hasta finales de agosto, ya que, al igual que los hosteleros, estos locales trabajan fundamentalmente los meses de verano.

Se da la circunstancia que, incluso, el propio edil de Ocio y Juventud, Andreu Piqueras, que regenta uno de estos locales, se ha visto afectado por la retirada de las citadas terrazas.

Los vecinos se quejan del botellón en la playa

Los chiringuitos de la playa eran la gran esperanza para recuperar el ocio en Cullera, pero también se han visto afectados por las denuncias vecinales. La Fiscalía de Valencia ha solicitado información al ayuntamiento sobre el tipo de permisos que tienen estos locales y sobre las condiciones a las que están sujetos en cuanto a la música.

Y, por otro lado, al ayuntamiento también le han llegado las reclamaciones de diversos vecinos que se quejan del ruido que generan los chiringuitos situados en las playas de Los Olivos y Cap Blanc.

Así que, el gobierno local ha decidido hacer cumplir el pliego de condiciones que regula la actividad de estos negocios y les ha prohibido poner música.