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Las cien víctimas de la barbarie civil

El contingente de desaparecidos oficiales es al que menos atención ha prestado la historiografía

Las cien víctimas de la barbarie civil

Los vecinos de Sollana que perecieron a causa de la Guerra Civil española podrían ser más de los que se creía en un principio. A tenor de los últimos datos recabados por el investigador local Llorenç Benaches, el número de víctimas alcanzaría el centenar, cuando hasta ahora se pensaba que éstas eran bastantes menos.

Para llegar a esa conclusión, Benaches ha contabilizado los muertos de ambos bandos. Así, durante los años del conflicto bélico habrían fenecido más de una treintena de personas cuya significación ideológica era de derechas, la mayoría ajusticiados en el cementerio de la cercana Algemesí.

Por otro lado, hubo 23 republicanos que fueron fusilados en Gandia y Paterna fruto de la represión franquista contra los leales al orden constitucional, iniciada nada más acabar la fratricida contienda.

Asimismo, hay que tener en cuenta la figura de Joan Andrés i Córdoba, el único vecino de la población que perdió la vida en el campo de concentración nazi de Mauthausen-Gusen (Austria). Además, Daniel Moleres Ferrandis acabó sus días luchando con la División Azul frente a las tropas soviéticas en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.

Otro de los grandes contingentes que añade a esta lista de bajas es el de los desaparecidos o muertos en el frente, el grupo al que según Benaches se ha prestado menos atención en los escasos estudios que existen sobre este tema en el ámbito local sollanero. «Han sido olvidados del todo», afirma, quizás porque las propias circunstancias de su desaparición imposibilitaban ya en aquellos tiempos conocer exactamente qué había ocurrido con estas personas.

El estudioso ha contabilizado 25 hijos de esta población de la Ribera Baixa de los que no se tuvo conocimiento alguno tras acabar la confrontación. «Aunque hay poca información, es de suponer que había gente de todas las tendencias ideológicas, de derechas y de izquierdas, sin olvidarnos de que muchos habrían ido a la guerra simplemente obligados y sin militar necesariamente en ninguna formación política u organización sindical», explica.

El método para contabilizar a estos últimos son los despachos que el propio Ayuntamiento de Sollana enviaba en plena Guerra Civil interesándose por el estado y paradero de esos ciudadanos a instancias de sus familiares o conocidos. También acude a la base de datos de muertos y desaparecidos del Centro Documental de la Memoria Histórica. Por tanto, esto hace pensar a Benaches que podrían haber al menos una veintena más de casos porque «conforme he ido buscando, han ido apareciendo más».

Sin monumento republicano

Benaches también constata que durante el período democrático ninguna de las corporaciones municipales de Sollana, donde han gobernado tanto partidos de izquierda como de derecha, ha sido capaz de erigir un monumento unitario para que los familiares puedan honrar a sus muertos, independientemente de cuál fuera su bando de procedencia. Tampoco ninguna placa conmemorativa o acto de reparación. Sólo en el cementerio municipal existe una lápida con la inscripción de los nombres de los «Caídos por Dios y por España. 1936-37», dedicada a las víctimas causadas por el bando republicano y puesta allí en época franquista y restaurada en el reciente 2002.

Los «rojos» no tienen un lugar específico para homenajear a los suyos y en los últimos tiempos algunos familiares han aprovechado la estatua en honor a Joan Andrés i Córdoba para hacerlo. Cada 1 de noviembre, el monumento se llena de claveles y papeles con los colores de la enseña tricolor en los que se reclama que la memoria republicana no sea borrada.

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