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Alzira se reencuentra con el Xúquer

La primera fase del paseo fluvial se abre al público y el consistorio trabaja ya en un proyecto para habilitar una zona de baño en el río

Vecinos de Alzira en el bosque de ribera del río que ha resurgido gracias al paseo fluvial. ximo ferrer

Alzira vuelve a mirar al Xúquer. Era una de las frases más repetidas este sábado entre los asistentes a la inauguración oficial del nuevo paseo fluvial que por primera vez en más de medio siglo permite al entramado urbano de la capital de la Ribera volver a integrarse en el entorno del recurso natural más importante del que dispone. No en vano, es el río el queda sentido a su nombre —isla en árabe— puesto que hasta mediados de los 60 rodeó la vieja ciudad, momento en que el cauce fue desviado para dar origen a sus grandes arterias con la avenida Santos Patronos como emblema.

A lo largo de 600 metros que discurren por el margen derecho, desde el Pont de Ferro hasta el inicio de la ciudad deportiva Jorge Martínez Aspar, el consistorio ha invertido algo más de 200.000 euros para habilitar un paseo lineal que se prolonga entre el cauce y el bosque de Ribera, ahora también transitable e incluso con zonas de bancos a modo de miradores privilegiados.

Los alcireños, ávidos de volver a reencontrarse con sus orígenes, no dudaron ya desde ayer en hacer suyo este espacio. Se pudieron ver hasta piraguas y vecinos que acudían a pasear y entrar en contacto directo con el temido y a la vez admirado Devastador. Es el primer paso. Después vendrá una segunda fase que discurrirá hasta la CV-43 y que permitirá que el paseo alcance casi 2 kilómetros.

Alfredo Andrés, arquitecto municipal de Alzira y alma mater de la idea, asegura que la iniciativa se fraguó hace muchos años, pero la falta de financiación la había dejado en el cajón de los proyectos pendientes. «Es una forma de redescubrir el Xúquer. Sabíamos que había un río, pero la gente no lo conocía», explicaba Andrés. De hecho, uno de los escasos puntos para contemplar en su plenitud el cauce era desde el Pont de Ferro, «una fase fugaz», precisó, que no ofrecía un espacio para observar la naturaleza, relajarse y encontrarse con uno mismo.

Como el azud de Antella

Pero la apuesta por el río va más allá. La alcaldesa de Alzira, Elena Bastidas, aprovechó el acto inaugural para anunciar que el consistorio trabaja ya en la posibilidad de que los alcireños puedan volver a bañarse en el Xúquer como antaño. Cuando acabe la segunda fase del paseo, el consistorio pretende recrear un espacio similar al del azud de Antella, en lo que sería la segunda zona de baño en ríos autorizada de la Ribera, apuntó.

Por el momento, lo que ya es una realidad es la vuelta al paisaje urbano del río que da sentido a la Ribera. El paseo se acompaña con una zona de esparcimiento, juegos infantiles, una área de picnic, una nueva arboleda y la zona reservada a la escultura de homenaje al río en la que trabaja el artista de Algemesí Leonardo Borrás. También un monolito da cuenta de la relación entre Alzira y el río. Su altura es de 4,39 metros, el máximo que alcanzaron las aguas en la fatídica pantanada de 1982.

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