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Los alcireños cobijan a los santos en casa

Los clavarios de la Semana Santa consiguen formar colas interminables ante los doseles que exhiben la iconografía religiosa

La madrugada de ayer fue una de las más intensas de la Semana Santa alcireña. Mientras miles de personas se agolpaban a lo largo del itinerario que traza cada año el Via Crucis del Cristo de la Agonia, la comitiva oficial que recorre todas las casas de clavarios de la ciudad cruzaba apuestas para adivinar qué cofradía había conseguido el primer premio de doseles de este año. La competitividad estimula de tal modo a las hermandades de la Semana Santa alcireña que el resultado es cada vez más espectacular. La realización de los decorados y las escenografías biblicas que envuelven los pasos procesionales exige tantos esfuerzos que lucir el banderín que acredita el galardón colma todas las aspiraciones.

Durante muchas semanas, aunque en algunos casos sería más apropiado hablar de meses, el clavario o las personas que reciben el encargo del montaje se vuelcan en desarrollar la idea más original. No es una tarea sencilla. Cuesta dinero, tiempo y sacrificio. El detallismo con el que se reproducen escenas de la Pasión o la sensibilidad con la que se incorporan las innovaciones y estilos más vanguardistas asombran siempre al visitante, que se arremolina en colas que resultan interminables ante cada uno de los doseles más celebrados. Las esperas para entrar en los locales que hayan conseguido los primeros premios alcanzan en algunos casos los sesenta minutos.

Esta tradición artística impacta a cualquier espectador. Entre ellos estuvo anoche el conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues. «Los doseles permiten recrearnos en la belleza de las imágenes que se pueden admirar con más detenimiento que en el paso procesional del Viernes Santo, y siempre con la magnificencia añadida por el cariño con que se preparan», dejó dicho el pregonero de las fiestas de este año, Alejandro Arráez García.

El juego de luces que se descargan sobre el austero sarcófago que acoge la imagen yacente del Santo Sepulcro es impresionante. Tanto como la reproducción del Gólgota que rodea la espléndida escultura de Carmelo Vicent que conforma el paso de la Dolorosa. La Hermandad de la Santa Cena ha sorprendido este año con un recorrido con una ruta que transporta primero al visitante a un corral de las antiguas casonas agrícolas por la que se mueven gallinas, conejos y otros animales domésticos. A unos pasos del pozo de agua se abre el comedor que cobija a los doce apóstoles. El Prendimiento también invita a los ciudadanos a recorrer un trayecto laberíntico hasta llegar al Monte de los Olivos en el que desarrolla el arresto. No menos extraordinario es el efecto virtual buscado por la Cofradía del Ecce Homo en el lugar que ocupaba la antigua Capilla de la Sangre. Fascinante.

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