Polinyà de Xúquer es una isla. En medio de la oleada de robos que recorre la comarca y que sólo en los últimos días deja un saldo desolador con el desvalijamiento de la única secadora de arroz en Cullera con daños valorados en 50.000 euros o la denuncia de un viverista de Carlet al que le han entrado cuatro veces en la misma semana sustrayéndole mil macetas, la pequeña localidad de la Ribera Baixa ha logrado esta campaña citrícola erradicar los robos en el campo gracias a su programa de cierre de caminos.
Hasta ayer mismo, la Policía Local no tenía constancia de que durante esta temporada se haya producido gran robo alguno en los campos de la zona. Ningún propietario ha presentado denuncia y solamente hay registradas dos faltas de hurto por sustracciones inferiores a 300 euros.
Ante esta tesitura, los responsables policiales del municipio califican 2015 como posiblemente el mejor año en cuanto a prevención de robos desde que en 2010 consistorio y Consejo Agrario pusieran en marcha un sistema que consiste en cortar las vías rurales del término mediante cadenas desde la puesta de sol y hasta las 6 de la mañana para evitar que quienes se dedican a despellejar explotaciones agrarias lo tengan fácil para acceder a las mismas. Con esto se bloquea el 80 % del término. La medida se complementa con un grupo de cinco vigilantes que patrullan a turnos las 24 horas para avisar a los agentes si ven algún movimiento extraño. De este modo, se complica el acceso especialmente a camiones, furgonetas o coches, usados para cometer los robos.
Responsables del operativo señalan que este año solamente se ha actuado en hurtos menores. «Como mucho, casos en los que se han llevado tres o cuatro capazos de naranjas», precisan. Tampoco han experimentado demasiadas roturas de candados de las cadenas de bloqueo como sí ocurría antes. «Han sido apenas dos», concluyen. Los años anteriores el sistema ya había dado buenos resultados.
