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Una investigación eleva a 19 los ribereños que pasaron por el campo nazi de Gusen

Sólo tres sobrevivieron y 16 perdieron la vida en las condiciones más duras Este año se cumple el 70 aniversario de la liberación

Una investigación eleva a 19 los ribereños que pasaron por el campo nazi de Gusen Una imagen de deportados en el campo de concentración alemán de Gusen.

Nuevos datos revelan la presencia de hasta 19 vecinos de la Ribera en el campo de exterminio nazi de Gusen, uno de los más mortíferos que el régimen de Adolf Hitler abrió para acabar con la vida de miles de personas, entre ellos combatientes republicanos exiliados. Gusen fue también un matadero para los ribereños que fueron deportados.

Al campo de Mauthausen llegaron un total de 30 vecinos de la Ribera, de los que fueron trasladados a Gusen 19. Sólo tres lograron salir con vida, aunque la investigación de la que se hace eco hoy Levante-EMV se centra en los 16 fallecidos, cuyos nombres, apellidos y lugar de nacimiento figuran en la tabla que acompaña la información.

Precisamente este año se cumple el 70 aniversario de la liberación de los campos de exterminio.

La mayoría de los ribereños deportados a campos de concentración nazi terminaron sus días en Gusen. Campo construido para el trabajo empezó a levantarse a finales de 1939 emplazado entre Linz y Viena, a solo cinco kilómetros de Mauthausen. Fue concebido para explotar la cantera Kastenhof y recibió a los primeros ribereños en enero de 1941, procedentes todos ellos de Mauthausen.

Regristro de entradas y muertes

El campo llevó un registro propio de entradas, muertes y cada ribereño fue marcado con un número nuevo de prisionero, distinto al que tenían anteriormente en Mauthausen. El viernes 24 de enero de 1941 se procedió a la primera selección de republicanos españoles en Mauthausen para ser enviados a Gusen. Ninguno de ellos sabía a donde les iban a trasladar y algunos imaginaron que iban a llevarlos a algún sitio, a un sanatorio, para poder recuperarse, ya que la mayoría de los seleccionados eran los más débiles y enfermos.

Pero la realidad era totalmente opuesta. Realmente fue la necesidad de hacer sitio para más republicanos que estaban a punto de llegar al campo de concentración. Precisamente un secretario de uno de los barracones le comentó a Luis Estañ que en Mauthausen no se podía matar a tanta gente, por eso algunos eran trasladados a Gusen. El traslado de un campo a otro era a pie. Recorrían los cinco kilómetros formados, soportando mordiscos de los perros de los guardianes alemanes así como patadas y toda clase de humillaciones. Algunos no podían llegar y se colgaban de los hombros de sus compañeros en los últimos metros y otros muchos morían allí, en el mismo camino.

Mucho peor que Mauthausen

Una vez ya dentro del campo veían que el sitio era mucho peor de donde habían salido. Se les ponía a prueba, se valoraba la fuerza que les quedaba, matando de inmediato a los más débiles.

De los primeros 10.000 hombres que llegaron, 3.000 fueron asesinados súbitamente.

En Gusen pasaron las mismas atrocidades que en Mauthausen pero de forma más acelerada, más cruel. Malos tratos constantes, siempre llenos de pulgas, de piojos, con sarna y sin medicamentos. Ser enviado a Gusen era una sentencia de muerte como afirma la historiadora Martha Gammer y sobrevivir allí más de tres meses era un milagro. Allí estaban para ser explotados en las canteras y en la fábrica de ladrillos y todo aquél que no moría por agotamiento físico era liquidado en duchas de agua helada, con gas o fusilados.

El primer ribereño muerto en Gusen fue Juan Andrés Córdoba, nacido en Sollana 1914. Había llegado a Mauthausen el 3 de marzo de 1941 y murió cinco meses más tarde, el 15 de agosto de 1941. Una semana más tarde moría Eduardo Giner Ferrer, nacido en Carcaixent en 1916). Eduardo llegó a Mauthausen junto con los primeros españoles allí deportados, el 6 de agosto de 1940 y también fue uno de los primeros españoles en llegar a Gusen el 24 de enero de 1941, siendo marcado con el número de prisionero 9287.

Bernabé Sánchez Fuertes (Albalat de la Ribera, 1900) murió el 20 de septiembre de 1941 tras permanecer casi ocho meses con vida desde la llegada a Mauthausen (27 de enero de 1941) y su posterior traslado a Gusen.

José María Fuentes Mascarell (Alzira, 1899) llegó a Mauthausen junto con Bernabé y Benjamín Monsalve Almiñana (Corbera, 1895) el 27 de enero de 1941, tras la salida de los primeros republicanos a Gusen para hacer sitio a más. José María y Benjamín murieron el 1 y el 2 de noviembre de 1941. Julio Tomás Codina (la Pobla Llarga 1913) salió de Mauthausen hacia Gusen el 17 de febrero de 1941 junto con 89 compañeros españoles. Julio fue señalado con el número 40560 y murió el 28 de noviembre de 1941 a las 5.30 horas siendo incinerado el 1 de diciembre de 1941.

Eduardo Ribes Cruz (Guadassuar 1908) murió a las pocas horas. Muchos españoles enfermaron en los últimos meses de 1941 por el frío intenso. Las temperaturas rondaban los 25 grados bajo cero y ellos no pararon de trabajar en las canteras y sin casi comida. Todos los que no se recuperaron, todos los que no podían continuar trabajando fueron asesinados.

Le siguieron Salvador Sanz García (Villanueva de Castellón, 1917) y su convecino José Victor Micó (1912), Salvador Perales Canut (Sueca, 1898), Bernardo Primo Hervás (Carlet, 1912), José Camarasa (Algemesí, 1908), Eliseo Martí, Vicente Vidrier, Juan Meseguer y Manuel Termens Briz.

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