Salvador Ferrer logró congregar alrededor de 300 personas en su flamante presentación como candidato del Partido Popular a las municipales de Carcaixent llevada a cabo este viernes en el Centre Integral de Majors. Pero entre los numerosos presentes destacaba una gran ausencia: la de la actual alcaldesa, Lola Botella.
Tras su defenestración política, la también diputada autonómica dio plantón a su partido y al que ha sido su rival interno para liderar la lista local de los populares. Fuentes de la formación alegaron «motivos personales» para justificar la autoexclusión de la primera edila de un acto al que había sido invitada formalmente.
Ferrer, por su parte, declinó hacer comentarios sobre esta circunstancia y marcó claras distancias con su antecesora al hacer inciso en que sólo 3 concejales del actual equipo de gobierno repiten en la candidatura. El alcaldable de los populares dejó claro a este rotativo que «somos gente nueva y no llevamos mochilas del pasado».
El cabeza de cartel puso también tierra de por medio frente a los casos de corrupción que acechan a su partido, en un acto al que también asistió el presidente provincial, Alfonso Rus, investigado por la Fiscalía. «Tenemos las manos limpias», defendió Salvador Ferrer, «y si alguien ha hecho algo en algún partido, que lo pague, pero que no quiera que lo hagamos los demás».
En cuanto a la lista que le acompaña, Ferrer destacó que se trata de una candidatura «equilibrada» que acoge a miembros de distintas asociaciones y con una media de edad de 40 años.
Bajar impuestos
Ante el nutrido auditorio, el también presidente local del PP apostó de cara al próximo mandato por abordar una bajada de impuestos dentro de los límites que impone el plan de ajuste municipal y planteó la necesidad de construir un polígono industrial para dar impulso a la economía. Asimismo, abordó los robos en el campo y se mostró partidario de crear un banco de tierras para garantizar el relevo generacional en el sector agrícola.
La otra gran propuesta estrella del PP si gana las elecciones, pasa por construir un casal fester donde las fallas y el resto de entidades puedan llevar a cabo sus actos, que ahora se hacen principalmente en el Magatzem de Ribera.
