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apuntes de pilota

falta de voluntad política en carlet

Últimamente en Carlet se ha revitalizado la llama del deseo de que vuelva a ser aquel pueblo de las famosas partidas del trinquet. Durante decenios, por el trinquete de Carlet desfiló lo más granado de los pilotaris valencianos. La capacidad de la instalación, junto a su calidad y diseño, unido a su privilegiada ubicación junto a la estación del trenet y con el aval de una afición local muy entendida, garantizaba un ambiente y una atmósfera durante esos partidos que raramente llegaban a alcanzar otras canchas. Era época en que los cruces de apuestas era potentes y que se conseguía un muy buen nivel de ingresos que permitía traer y pagar muy bien a los mejores jugadores, a la vez que mantener y mejorar perfectamente las instalaciones y el edificio.

La llegada en los años 50 y 60 de la televisión y el advenimiento en los 60 y 70 de la motorización universal, que dotó de coche a la mayoría de la población, hizo que la asistencia a los partidos disminuyera de forma brusca; la gente se distraía con nuevos divertimentos y el aumento de los desplazamientos y excursiones. Esto fue un gran varapalo para todos los trinquets, aunque quizás menos para el de Carlet, porque su fama y su caché, seguía atrayendo multitudes, aunque eso sí, las partidas se limitaron en número y frecuencia, habituales en la época de las fiestas, pero no dejaron nunca de celebrarse. La gente iba a ver las partidas, pero apostaba poco y la rentabilidad prácticamente desapareció.

Todo ello devino en que el coste de mantenimiento no podía ser soportado por el sector privado, es decir por la propiedad. Como está afición nos sigue motivando y arrastrando a mucha gente, un grupo de entusiastas aficionados, últimamente, han protagonizado una serie externalizaciones y actividades, demandando que el trinquete vuelva a funcionar. En todas las mentes subyace la opinión de que solamente la propiedad y la explotación del mismo por parte de una institución pública podría poner en marcha otra vez esas instalaciones, dado que hoy es una actividad habitualmente deficitaria.

En este sentido mi familia, propietaria del trinquete, ha intentado sin éxito entablar conversaciones con la señora alcaldesa y ella constantemente ha declinado las conversaciones directas y de cara a cara con la propiedad. Nos hemos preguntado constantemente a que ha obedecido esta falta de voluntad política a un diálogo directo y sincero, algo que es intrínseco y se les supone como característica a todos los políticos, salvo en este caso que no ha sido así. Por nuestra parte hemos expuesto diferentes fórmulas de contraprestación y pago, llegando, incluso, a proponer parte del importe a través de permutas de otros bienes y solares de propiedad municipal. Lo único que parece cierto y resulta muy poco serio es que se reservó una pequeña cantidad de dinero en los presupuestos que no cubre ni la ínfima parte del coste. Todo ello nos aboca a opinar que ha faltado y falta voluntad política para que el trinquet de Carlet vuelva a funcionar. Esa falta de voluntad quizás esté trufada de suficiente falta de visión política sobre la necesidad de contar con un trinquet tal y como los carletinos se merecen.

A la que ahora algunos llaman casta política le falta diálogo y atención. Esperemos que el nuevo consistorio que salga de las urnas asuma esta asignatura pendiente con entusiasmo y vuelva a funcionar pronto esta histórica instalación que tantos recuerdos memorables y momentos maravillosos nos ha traído a Carlet.

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