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Harina para amasar la cultura suecana

La edificación, de un importante valor patrimonial, acaba de pasar a manos municipales gracias a un acuerdo con la familia

Harina para amasar la cultura suecana

El nombre de Sueca nos remite irremediablemente al cultivo del arroz. La población cuenta con un rico patrimonio etnográfico que hace prácticamente imposible desligarla de la que históricamente ha sido su actividad económica fundamental. Buena prueba de ello es el antiguo molino arrocero, conocido como el Molí del Pasiego. La edificación de un importante valor patrimonial, acaba de pasar a manos municipales. El acuerdo entre las partes se formalizó esta misma semana con la firma del alcalde, Salvador Campillo, en representación del ayuntamiento y la familia Gómez-Trénor. La incorporación al patrimonio municipal de este complejo agrícola-industrial, compensa la falta de un museo dedicado al arroz con el que ya cuentan en otras poblaciones. La propiedad está formada por dos fincas urbanas anexas, ubicadas en la Placeta dels Molins de la Vila, que en total suman algo más de 6.200 metros cuadrados. La primera de ellas, la principal, se corresponde con el molino arrocero propiamente dicho, mientras que el segundo edificio es el que estaba destinado a trilladora. El conjunto de instalaciones se completan con un secadero y una serie de construcciones auxiliares a las que se les daba diferentes usos, como cobertizos, almacenes, y otras dependencias donde pernoctaban los operarios que manejaban la maquinaria en plena temporada de cosecha.

El complejo está valorado en 2.086.000 euros. Para adquirir la propiedad, el ayuntamiento vendió a la familia Gómez-Trénor dos parcelas urbanas por el mismo importe. Los vendedores, además, realizaron una donación de 512.000 euros para iniciar los trabajos de restauración, con el único requisito de que el nombre de la familia perdure en el tiempo en dichos inmuebles. El Molí de la Vila ha pertenecido a esta familia desde que en 1866 Manuel Gómez Gómez, el Pasiego, comprara la propiedad a los hijos de Santiago García. La construcción es una reforma realizada a principios de siglo XX sobre el molino original que data del siglo XVIII. En su interior todavía conserva en perfecto estado maquinaria y herramientas propias de la época, aproximadamente de 1907, calificada por los expertos como joyas de arqueología industrial.

A medida que las tecnologías avanzaron, se fueron implantando las innovaciones para atender las necesidades de la actividad principal de molinaje que se mantuvo ininterrumpidamente hasta 1962. La empresa creada por el legendario suecano Nicolau Primitiu, IMAD, se encargaba del mantenimiento técnico de la empresa.

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