La moción de censura es un proceso traumático que en ocasiones provoca incluso una fractura social y la historia reciente de la Ribera da cuenta de heridas abiertas en municipios tras la destitución de un alcalde que han tardado años en cerrar, si es que alguna vez cicatrizan. No obstante, no parece el caso de los relevos forzosos que se han dado en el mandato que ahora acaba en Alginet, Alberic y Cotes. La tensión que siempre se genera no ha alcanzado ni mucho menos el nivel de crispación registrado en Alzira en el año 1992 o en Real en 1996, por citar algunos ejemplos y, además, dos de los alcaldes surgidos de una moción de censura han sabido rentabilizar el cargo y han sido literalmente catapultados por las urnas el 24-M.
Especialmente significativo es el caso del alcalde de Alginet, Jesús Boluda. Fue el candidato de consenso en una moción de censura que unió a cuatro grupos de la izquierda local -PSOE, Socialistes d'Alginet, Bloc e Idea- para desalojar al PP en noviembre de 2011. Era entonces el único representante del Bloc en el ayuntamiento y, junto a Idea, que también contaba con un solo edil, uno de los grupos minoritarios en el cuatripartito. Las elecciones del 24-M le han convertido en la fuerza más votada. La lista encabezada por Jesús Boluda ha sumado 1.265 votos más que hace cuatro años, lo que se traduce en que 1.993 electores le dieron su confianza en los recientes comicios -el 25,82 % de los votantes- y contará con cinco representantes en la nueva corporación. Otra cosa es que pueda mantener el bastón de mando, ya que la lista de Socialistes d'Alginet que encabeza José Vicente Alemany también ha logrado cinco escaños al quedarse apenas a 31 votos de Compromís y los pactos decidirán la composición del nuevo gobierno.
Otro alcalde que ha salido reforzado tras una moción de censura es el de Alberic. El PP le rechazó como candidato por haber propiciado la destitución del que había sido su jefe de filas, Faustino Sala, en enero de 2012, y Toño Carratalá ha triplicado en votos al PP al frente de una candidatura independiente con la marca Ciutadans per Alberic, que ha sido la más votada. Carratalá ha obtenido prácticamente los mismos apoyos que consiguió el PP hace cuatro años, cuando figuraba como número dos de Sala -se ha quedado a apenas once sufragios de igualar aquel resultado-, pero con un mayor respaldo popular ya que el 40,96 % de los vecinos que acudieron a votar en Alberic apoyaron la lista de Ciutadans frente al respaldo del 38,24 % que obtuvo el PP hace cuatro años. Este resultado otorga a Ciutadans siete escaños en la nueva corporación que, salvo sorpresa, le permitirán mantener la alcaldía aunque sea con un gobierno en minoría. No obstante, Toño Carratalá ya ha anunciado su intención de buscar algún pacto que garantice un mandato estable.
