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El calor funde la agricultura

La pérdida de la cosecha de cítricos se reducirá un 40 %, según los expertos - La subida de los termómetros condiciona el engorde de los caquis El granizo puede rematar el año

El calor funde la agricultura

Las altas temperaturas de las últimas semanas están afectando severamente a los cultivos de la Ribera. Tanto que en esta etapa crucial para el engorde del caqui los agricultores se ven obligados a incrementar el riego de los árboles con la intención de evitar que las cosechas se vayan al traste, pese a que esto conlleve un aumento de los costes de producción. Y por si faltaba algo, el viernes llegó el granizo.

Los agricultores le vieron las orejas al lobo en 2014, cuando el termómetro empezó a subir al iniciarse la temporada estival. Los agricultores eran plenamente conscientes de que la sequía afectaría a sus cultivos y también de que las temperaturas no harían sino empeorar la situación. Por eso llevaron a cabo una gran poda.

La previsión como arma

«Cortar las ramas de los árboles provoca una disminución de la cantidad de fruto pero, por contra, hace que el calibre de los que sí prosperan sea más grande. Estábamos preparados» admite Bernardo Ferrer, vicepresidente de AVA, aunque nadie advirtió el fatídico golpe de calor que azotó a la comarca el pasado mes de mayo.

José Carlos Martínez, secretario comarcal de la Unió de Llauradors, cifra la pérdida de cítricos, debido al aumento de las temperaturas del mes de mayo, en un 40%. «La consecuencia directa del incremento repentino de las temperaturas ocasionó que muchas de las flores, que después se convertirían en frutos, no cuajaran mermando la producción hasta prácticamente la mitad en unos pocos días».

Desde AVA-ASAJA admiten que la C. Valenciana va a contar con una cantidad de cítricos bastante inferior a la del pasado año y, por ese motivo, «la coyuntura ofrece condiciones objetivas para que los agricultores puedan negociar cotizaciones razonables».

Tras aquellos días de calor infernal, una vez más, los labradores se pusieran manos a la obra e incrementaron el uso de abonos foliares y los tratamientos para evitar las plagas, aunque el remedio más efectivo continuaba siendo aumentar la cantidad de agua de riego.

La poda invernal del caqui «no ha hecho disminuir la producción total» pues, asegura Ferrer, se ha incrementado el número de árboles plantados con la intención de equilibrar la balanza y que, por ende, no bajara el número de quilos. La previsión está siendo el arma más efectiva con la que cuenta un labrador. La recolección del caqui comienza en la segunda quincena de septiembre. El ciclo de este árbol frutal arranca en marzo y acaba en octubre con lo cual durante siete meses éste se ve obligado a trabajar deprisa, apuntaFerrer.

El portavoz de AVA explica que, en estos momentos, el caqui necesita una temperatura estable para que la fruta engorde de forma conveniente. «Cuando los termómetros superan los 39 grados, el árbol para el proceso de crecimiento del fruto y se aletarga por la deshidratación. La naturaleza es sabia», sentencia.

Las noches excesivamente cálidas que se están viviendo en la Ribera tampoco alivian la intensa sed que se ven obligados a soportar los árboles, «son noches tropicales» relata Ferrer, «durante 24 horas padecen la tortura de las temperaturas extremas».

Al final de la partida, el aumento del calor estival se refleja en los bolsillos de los agricultores pues desemboca en una subida del consumo de electricidad porque se extrae más agua, se paga más horas de riego y se gasta más en personal, es decir, se contrata a más gente para efectuar trabajos como pueden ser las podas.

Los cítricos también están sufriendo especialmente las consecuencias de las inclemencias climáticas, se está notando una disminución de carga en los árboles.

Ambas campañas arrancarán entre septiembre y octubre, aunque las lluvias de los últimos días hayan refrescado un poco el ambiente no han sido especialmente significativas. Así que los agricultores siguen mirando al cielo, esperando a que éste sea propicio.

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