«Nadie quiere un vertedero al lado de su casa, pero al final es un servicio para todos y adelantarme en este momento al criterio de la nueva estructura que tendrá el consorcio sería temerario». El futuro presidente del Consorcio de Residuos Ribera-Valldigna, Salvador Montañana, se mostró ayer cauto sobre la línea de actuación de la nueva mayoría de izquierdas que tomará posesión del ente a finales de mes -como ayer adelantó Levante-EMV, PSOE y Compromís han llegado a un acuerdo que contempla la Mancomunitat de la Ribera Alta y el consorcio-, aunque también dejó claro que «nadie ha dicho que las obras que hay en marcha se tengan que parar».
El también alcalde de Guadassuar comentó que las infraestructuras que el anterior equipo adjudicó cinco días antes de las elecciones se ubican en un polígono industrial «que tienen las condiciones mínimas exigibles» y respecto al proyecto del vertedero de rechazos, el que más polémica ha generado, comentó que corresponde a los técnicos de la Generalitat estudiar y contestar las alegaciones presentadas por ayuntamientos y particulares. «No es un tema personalista que yo pueda decidir», señaló Montañana, mientras apuntaba que los estudios realizados hasta el momento en busca de un emplazamiento «no permiten muchas alternativas». Con todo, recordó que la Generalitat y la Diputación de Valencia también forman parte del Consorcio de Residuos, en el que ostentan un 40 % de la representación, y que habrá que escuchar la posición de ambas instituciones tras el cambio de gobierno.
Montañana visitó ayer las obras del centro de voluminosos y la nueva planta de tratamiento que debe entrar en servicio el próximo año y, según comentó, «van muy deprisa».
El alcalde de Guadassuar es el candidato designado por Compromís para presidir el Consorcio de Residuos, en base al acuerdo alcanzado con el PSPV para compartir la gestión en las entidades de ámbito comarcal en las que la izquierda tiene la mayoría. Montañana tomará el relevo del popular José Ribera y comentó que la idea es celebrar el pleno de constitución antes de finalizar el mes. El futuro presidente dejó claro ayer que la posibilidad de paralizar las obras ya adjudicadas no se contempla -«nadie ha dicho que no quiera esa planta allí», incidió- y, por otra parte, optó por la prudencia ante la posición que se adoptará ante el vertedero de rechazos, una instalación que debe completar las infraestructuras de gestión de los residuos de la Ribera y la Valldigna. «Es un tema que está pendiente de estudio por la Generalitat», comentó, mientras recordaba que corresponde a la administración autonómica responder a las alegaciones.
