Nadie se puede quedar pasivo ante lo que está sucediendo. Miles de personas se están viendo obligadas a abandonar sus países por el efecto de las guerras y Europa se debe erigir como un entorno de acogida. En tiempos de dificultades económicas para todos y todas, parece que la rentabilidad económica de nuestras decisiones debe ser el primer motor de movimiento.

Sin embargo, la historia nos dice que no hace tanto éramos nosotros los que nos veíamos obligados a exiliarnos y muchos países los que respondieron sin condiciones. En la acogida a los refugiados existe también una capacidad educativa que no debe ser eludida por muchos ayuntamientos como el que yo tengo la suerte de dirigir. A la población, con decisiones solidarias semejantes, se lanza la idea de que estamos a la disposición de la gente, que nos implicamos en la solución de los problemas, que nos esforzamos por construir un mundo mejor y más habitable.

Evidentemente, los consistorios locales no tenemos capacidad para solucionar de raíz estos problemas pero sí tenemos la obligación de enmarcarnos en una comunidad de ayuda que completen los gobiernos de las comunidades autónomas y el ejecutivo central. Por supuesto, nada de esto tendría posibilidad de llevarse a cabo sin la colaboración de la población, de todos y cada uno de vosotros y vosotras. Es momento de apelar a la humanidad de cada uno y una de nosotros, no podemos caer en posturas egoístas y sin fundamento por miedo a perder nuestro estado de bienestar. Seamos conscientes de la situación dramática que se vive en los lugares de origen de estas personas, y el poco esfuerzo que se nos pide (aproximadamente 15.000 personas, teniendo en cuenta que España tiene más de 5.000 municipios), por ello y a pesar de que la ciudadanía ha presionado a los gobiernos para que muevan ficha ahora debe seguir movilizada para acoger y facilitar la integración a estos seres humanos llamados refugiados.

La ONU ha cifrado en más de 190.000 los muertos en la guerra de Siria. Esto no es flor de un día y es necesaria la constancia y la concepción de que las soluciones se han de tomar para largo plazo. Es momento de reflexionar si España está realizando políticas adecuadas, cuando en el último año ha destinado cinco veces más en reforzar nuestras fronteras que en ayudas internaciones. ¿Hacia dónde queremos ir? ¿Un mundo con más barreras? Ha llegado el momento de toma de decisiones, no caben parches, son necesarias soluciones estructurales y el momento es ahora.