Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

«Si no tenemos voz, la solución a los problemas de la Ribera puede tardar décadas»

«Si no tenemos voz, la solución a los problemas de la Ribera puede tardar décadas»

Durante su tramitación, la Ley de Sostenibilidad ponía a las mancomunidades contra las cuerdas. ¿Ha desaparecido cualquier riesgo de disolución?

En un principio sí, la ley era un poco ambigua en el sentido de que hablaba de que las mancomunidades fueran económicamente viables, de que fueran eficientes, y ésta en concreto, cuando salió la ley, tenía problemas de liquidez pero porque no le pagaba la Generalitat. Con sus recursos y las cuotas al día de los ayuntamientos esta Mancomunitat siempre ha sido viable. Además, es eficiente y es eficaz porque hay que ver cómo ha evolucionado y ampliado servicios, y es de las pocas que engloba a todos los municipios de la comarca. La comarca como ente político, jurídico y administrativo está consolidada.

La ley las contempla exclusivamente como entes prestadores de servicios. Vd. en su toma de posesión abogó por darle una vertiente más política. ¿Es posible?

Una cosa no está reñida con la otra. La Mancomunitat tendrá que continuar prestando los servicios que presta e incorporar otros, pero a lo mejor hay que hacer política fuera de la Mancomunitat para incorporar nuevos servicios. Uno de los temas que más preocupa a los ayuntamientos desde hace muchos años es la limpieza de barrancos, nos vemos poco atendidos por la CHJ. Hay herramientas válidas que implicarían a varias instituciones y la Mancomunitat puede ser la que tome la iniciativa de juntar a la diputación que tiene medios, a la CHJ que tiene las competencias y a los ayuntamientos, que tenemos la voluntad. No es un servicio propio de la Mancomunitat, pero si políticamente no se hacen las gestiones no se puede incorporar.

¿Esa vertiente política no la ha tenido hasta ahora?

Creo que siempre ha estado un poco al margen, a lo mejor hay un concepto de que si gobiernan los míos no hay que molestar o ser incómodo, pero no se trata de ser incómodo o molestar, sino de buscar quién presta servicios, quién puede mejorarlos, quién tiene las competencias e ir a hablar con ellos. No se trata ni de ser sumiso ni ir a crear problemas, sino a buscar soluciones. Si la comarca no asume esa voz, si esperamos a que nos solucionen los problemas desde fuera, a lo mejor pueden pasar décadas. Tenemos que ir a la Administración a plantear nuestros problemas y las soluciones, esa es la labor política.

El consenso ha presidido los acuerdos de la Mancomunitat en los últimos años. ¿Es posible mantenerlo si se adopta una posición más política?

Creo que sí, porque la idea es mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos y los servicios que se prestan. Podríamos seguir como estamos, pero los que queremos reivindicar cosas somos nosotros ante otras Administraciones en las que también gobierna la mayoría que hay en la Mancomunitat.

Pero en asuntos como la reversión del hospital al sistema público no parece fácil que haya consenso con el PP.

También podemos valorar desde las fuerzas mayoritarias en la Mancomunitat que las políticas que se impusieron hace veinte años en esta materia no han dado los resultados esperados: no es más eficiente, no es más económico y nosotros siempre hemos apostado por lo público. No estamos engañando a nadie, las fuerzas progresistas defienden estos servicios que en los últimos años han sido tan atacados y tienen la confianza de la mayoría de la ciudadanía para trabajar en ese sentido. Estamos siendo fieles a unos principios políticos y programáticos.

Para ser la voz de la comarca de la Ribera, ¿habría que eliminar la diferenciación entre Ribera Alta y Baixa?

Es un tema complejo, hay que entender las singularidades y particularidades. El sentimiento de comarca se da entre los pueblos y vecinos de la comarca natural, geográfica o histórica. Se pueden mantener las dos estructuras y colaborar en las cosas en que ya llevamos tiempo colaborando como Ribera Turisme, el Pater o la Agència Energètica e implementar nuevas. ¿Todos los servicios? Si la Ribera Alta por su estructura geográfica ya es compleja, imagina que alguien de Turís tuviera que ir a Sueca. Ese efecto de proximidad y relación entre pueblos a lo mejor se difumina porque al final sería como ir a Valencia. Si estamos huyendo de eso o si al final vamos a partir servicios para que no se sienta perjudicada una comarca u otra, estaríamos haciendo lo mismo que ahora. Habría que estudiarlo.

¿Con un Consell de izquierdas es más fácil que se desarrollen las comarcas?

Los partidos progresistas siempre hemos creído que este país está hecho de comarcas, que las comarcas tienen una adscripción geográfica, cultural, lingüística incluso, y que la gente sí tiene un concepto identitario de pertenecer a una comarca. Está en el sentido popular y está en la voluntad de algunas fuerzas políticas que ahora están en el Gobierno.

¿Los pueblos pequeños son también los que más necesitan a la Mancomunitat?

Evidentemente, los pueblos pequeños somos los grandes beneficiarios, pero reivindico el derecho a la existencia de los pueblos pequeños, porque somos territorio, somos cultura, somos tradición, y un país como éste sin pueblos perdería mucho. Nuestro territorio no es sólo el casco urbano, es todo su entorno, si se abandonan pueblos o se deja de trabajar la sierra o el campo nos podemos encontrar problemas como hace unos años, que hubo un incendio en Cortes y cogió una extensión impensable hace 50 años cuando se pasturaba, se mantenía el pinar y se sacaba un producto económico de la sierra. No cuesta más mantener los pueblos pequeños que los grandes.

Compartir el artículo

stats