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La prohibición ha multiplicado el efecto de las plagas

La prohibición de la quema tradicional de la paja y rastrojos obligó a los agricultores a triturarla y depositarla sobre la tierra. «En los 8 o 9 últimos años ha generado un exceso de un componente perjudicial para la germinación del arroz», cuenta Meseguer. Al prescindir de las quemas han proliferado hongos, enfermedades como la pyricularia, el serreig y plagas como la del cucat que ha reaparecido este año. «Todas estas malas hierbas, van ganando la mano al cultivo, pero especialmente ha surgido el problema de la leersia, que es muy grave porque destruye el cultivo, lo domina por completo y lo destroza», explica. La quema se ha autorizado parar la expansión de la planta invasora. e. melero sueca

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