José Bataller, de 32 años; Evaristo Gavilán, de 42, y Salvador López, de 19, se embarcaron en el vapor Montevideo el 26 de septiembre de 1916 rumbo a Nueva York en busca de una vida mejor. Son los primeros alcireños que hicieron esta ruta en el flujo de emigración a Estados Unidos y Canadá que se había iniciado diez años antes en la comarca de la Marina y otros 57 alcireños le seguirían en los cuatro años siguientes. Cerca de 400 vecinos de la Ribera emigraron a Norteamérica entre 1906 y 1920, según el minucioso trabajo de investigación realizado por la productora Info TV que, tras revisar cientos de miles de nombres del pasaje de los barcos que procedentes de España y Francia llegaron a la isla neoyorkina de Ellis, ha identificado a más de 15.000 emigrantes valencianos con nombres y apellidos. Las autoridades americanas frenaron esta oleada al cerrar la puerta a la emigración el 1 de enero de 1921. Un grupo de alcireños viajaba en el último barco que transportó valencianos a Nueva York a mediados de diciembre de 1920 en busca del sueño americano, explica el periodista Juli Esteve, coordinador del proyecto «Del Montgó a Manhattan. Valencians a Nueva York», que esta semana exhibió en Alzira el documental «Cap a la terra promesa». Se trata de la primera de las cuatro entregas en que ha secuenciado la información recopilada tras visitar en 70 municipios a 700 descendientes de aquellos emigrantes.
El grueso de aquel contingente partió de la Marina, donde la filoxera que arruinó la viña a principios del siglo pasado dejó sin trabajo a miles de jornaleros que necesitaban buscarse un sustento, pero el fenómeno se extendió «como una mancha de aceite» por prácticamente toda la Comunitat Valenciana. En el caso de la Ribera, Alzira es la ciudad con mayor número de emigrantes al tratarse también de la más poblada, aunque son los municipios de Llaurí, Corbera y Guadassuar donde proporcionalmente al número de habitantes mayor impacto tuvo este fenómeno, con unos 40 emigrantes en cada uno. Cifras similares se registraron en Cullera y Carlet, mientras que Esteve contabiliza 24 en Alginet.
Si la filoxera fue el origen del primer éxodo iniciado en 1906, el arroz será el «nexo de unión» que propicia que jornaleros de municipios cada vez más alejados de la Marina sigan los pasos de los primeros emigrantes. «Sabemos por muchos testimonios que eran los jornaleros de la Marina que venían a hacer la temporada para plantar o segar el arroz los que contaban a valencianos de la Ribera y otras comarcas que otros compañeros se habían ido a EE UU y estaban enviando dinero a casa. Este tipo de comentarios acaban por convencer a mucha gente de que valía la pena irse a trabajar a Estados Unidos», explica Esteve.
Según expuso, la situación en la Ribera no era equiparable a la miseria que vivía la Marina, ya que los jornales eran superiores. No obstante, la posibilidad de ganar entre 15 y 18 veces más de lo que podían percibir aquí animó a miles de personas a viajar. Aunque para muchos la adaptación a un país con una cultura y una lengua desconocida fue difícil y tuvieron que empezar por los trabajos más duros.
El primer documental recoge testimonios de descendientes de emigrantes que partieron de Guadassuar, Carlet o Corbera. La productora no ha podido estudiar el caso de Alzira y baraja la idea de poner a disposición de los investigadores de cada pueblo los listados para que puedan profundizar. Detrás de cada nombre hay una historia a cada cual más fascinante. Unos hicieron fortuna y cuando regresaron pudieron comprar tierras y trabajar para sí mismos. Otros se toparon nada más llegar con la crisis de 1921 «y tuvieron que volver con una mano delante y otra detrás», relata Esteve, mientras señala que hubo otros que abandonaron a sus familias y nunca regresaron.
