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El monasterio de la Barraca saldrá a subasta al quebrar la empresa

El juzgado decreta la liquidación de la sociedad propietaria de un conjunto con raíces en el siglo XIII declarado BIC - El domingo acogió la última boda

La crisis de la empresa gandiense Tano, propietaria del Monasterio de Santa María de Aigües Vives, arrastrará también a este singular conjunto que hunde sus raíces en un convento agustino del siglo XIII, que cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) y que, previsiblemente, saldrá a subasta.

El complejo celebró el domingo el último banquete y ya no hay ninguna reserva más en la agenda una vez el juzgado de lo Mercantil ordenó el pasado 22 de septiembre abrir la fase de liquidación de la empresa, que previamente había presentado el concurso voluntario de acreedores al no poder hacer frente a sus deudas. El lunes también bajó la persiana de forma definitiva en el paseo de les Germanies de Gandia la pastelería donde se cimentó una marca, Tano, con más de cincuenta años de historia, que ha sido una referencia en la repostería y la hostelería de la zona.

El futuro del monasterio de la Barraca, que estaba en venta desde hace ya algunos años, queda ahora en manos del juzgado y de la administración concursal que previsiblemente, como suele suceder en estos procedimiento, sacará a subasta los bienes de la empresa que se liquida.

Tano compró hace justo veinte años el Monasterio de Aigües Vives, que ya se explotaba entonces como complejo hostelero tras la remodelación realizada en los años setenta por un anterior propietario, aunque desde la empresa recordaron ayer que el deterioro que presentaba el conjunto, tanto algunas zonas del edificio como el entorno, ya obligó entonces a realizar una inversión muy elevada.

El empresario puso en venta este inmueble que destaca especialmente por el claustro y la iglesia, de estilos renacentista y barroco, casi coincidiendo con el inicio de la crisis con la pretensión de centrar su actividad en Gandia, según alegó en su momento, pero ni el precio inicial de doce millones de euros ni la rebaja posterior a diez permitió alcanzar un acuerdo que, al parecer, estuvo próximo con los promotores del campo de golf La Galiana -que contemplaban en su proyecto inicial la construcción de un hotel en esta misma zona-, aunque las diferencias en la forma de pago de esos diez millones de euros frustraron el trato.

El estallido de la burbuja inmobiliaria complicó si cabe aún más la venta mientras la empresa se veía agobiada por inversiones fallidas como la compra del antiguo hotel Don Ximo de Gandia y los elevados costes de mantenimiento de un gran monasterio como el de Aigües vives, que cuenta con un hotel y salones de banquetes, al que tampoco sacaba el rendimiento esperado. La rebaja del precio a seis millones de euros, como informó en febrero Levante-EMV, tampoco ha permitido encontrar comprador.

Los propietarios han mantenido la actividad en el monasterio en la medida que recibían peticiones de celebrar banquetes -la agenda de reservas se resentía cada vez que se hablaba de la posible venta-, aunque la falta de rentabilidad y los problemas económicos de la empresa han provocado que desde hace algún tiempo la inversión en mantenimiento se redujera al mínimo, de forma que algunas estancias del edificio, en particular las que no se suelen utilizar, hayan sufrido un progresivo deterioro en forma de humedades. Algunas fuentes señalaron que la compañía eléctrica tenía previsto cortar el suministro de luz al monasterio de la Barraca este mismo mes.

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