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Un alcireño pone la huerta en casa

Un joven emprendedor diseña un soporte automatizado que permite cultivar hortalizas incluso dentro de una vivienda

Joan Bosch, al recibir un premio de la UPV por su proyecto y Carlos Lozano con el prototipo de la mesa. l-EMV

Sin ningún conocimiento previo en agricultura, sin esfuerzo y sin salir de casa. Un soporte diseñado por el emprendedor alcireño Joan Bosch junto a dos socios posibilitará en breve que cualquier persona pueda cultivar en la terraza de su casa o incluso en el comedor o en la cocina sus propias verduras de forma limpia y sencilla mediante un sistema automatizado que envía alertas al teléfono móvil de las necesidades que pueda tener la plantación.

Este joven de 22 años empezó a cavilar cómo poder cultivar verduras de forma cómoda un caluroso día de verano que su abuelo, al que acompañaba al campo durante las vacaciones, «castigó» un retraso en llegar a primera hora de la mañana de «de sólo cinco minutos» -comenta Bosch- y le tuvo hasta última hora recogiendo judías bobby cuando solían acabar la jornada a mediodía para evitar las horas de calor. «Estaba baldado», relata, mientras recuerda que tendría entonces 19 o 20 años. «Desde los 16 años siempre me ha gustado buscar oportunidades de negocio ante un problema», comenta este joven emprendedor, que ultima ahora el grado de ingeniería electrónica y cursa también un postgrado de «retail» y gestión de la experiencia de compra.

«Aquel día empecé a pensar cómo podía solventarlo», incide Joan Bosch, mientras explica que su idea inicial dibujaba una especie de tienda de campaña que se pudiera montar en cualquier habitación de una casa para cultivar verduras en su interior como si se tratara de un invernadero. Un familiar le hizo ver que las plantaciones de marihuana que desmantelan las fuerzas de seguridad siempre cultivan las plantas sobre una mesa y, tras descartar la primera opción porque requería de demasiado espacio, el proyecto fue variando hacia un soporte tipo mesa y un sistema de cultivo basado en la hidroponía o agricultura hidropónica, que utiliza un sustrato -ya sea fibra de coco, turba, corteza de pino o perlita, entre otros- en lugar de la tierra en el cultivo con el que se rellenan unas cápsulas que se acoplan al soporte. «Investigué lo que había pero no me gustaba y pensé que la mejor opción era hacer una mesa, creí que podíamos cubrir un vacío uniendo diseño, tecnología y ecología», destaca el emprendedor alcireño, mientras señala que la premisa desde el primer momento fue «que cualquiera pudiera cultivar sin tener conocimientos previos y sin salir de casa».

Bosch completó su idea con los conocimientos y experiencia de Carlos Lozano, ingeniero informático, y del ingeniero industrial Carlos Coquillat, que se integraron en el proyecto Freshhy (Healthy Fresh Simple) que ha diseñado un primer prototipo de mesa con capacidad para 24 plantas que empezarán a comercializar en marzo de 2016. También se pretende sacar una bandeja de seis plantas y un panel vertical con el mismo soporte para que el espacio no sea un problema.

Bosch recuerda que su paso por una empresa de aplicaciones para teléfonos móviles le permitió profundizar en el concepto de «internet de las cosas» -que contempla que cualquier objeto cotidiano pueda estar conectado a la red-, que se ha trasladado a la nueva mesa de cultivo que auna estética para poder ubicarla en un interior y tecnología, de forma que una aplicación puede guiar a través del teléfono móvil en el día a día del cultivo y alertar por ejemplo de cuándo se está acabando el depósito del agua.

«A medida que ibas hablando con unos y con otros te iban dando ideas», comenta el joven ingeniero alcireño, mientras destaca que los integrantes de Freshhy aportan «competencias complementarias» a un proyecto que inicialmente contempla el cultivo de plantas «de mata pequeña» como lechugas, algunas variedades de tomates o pimientos del padrón. «Le dices al móvil qué se ha plantado y se activa el sistema», explica el joven empresario, mientras señala que al mesa cuenta con unos sensores que detectan las necesidades y remiten la información a unos microcontroladores que se ubican en el centro de la mesa, que son los que transmiten las órdenes a la bomba del agua o a unas electroválvula.

Últimas pruebas

La empresa ultima una serie de pruebas antes de iniciar la comercialización, primero vía «on line» aunque el objetivo con el tiempo es llegar a grandes superficies, y con una clara vocación internacional para llegar a países con un clima menos propicio para este tipo de cultivos y donde este mercado está creciendo. Los promotores destacan que este jardín utiliza menos agua, optimiza la superficie de cultivo y minimiza el riesgo de sufrir enfermedades en los cultivos.

La empresa está diseñando accesorios como una lámpara para ofrecer a las plantas las horas de luz que puedan necesitar en el interior de una vivienda y también contempla una vertiente social para ayudar a las personas más desfavorecidas.

La empresa ganó el primer premio del Consell Social de la Universidad Politécnica de Valencia al mejor proyecto emprendedor de la cátedra CDyE, fue seleccionada por la aceleradora de empresas Climate-Kic de la Unión Europea y ha sido elegido finalista en el concurso Start UPV 2K15 del instituto Ideas de la Universidad Politécnica de Valencia, pendiente de resolver.

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