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de ayer a hoy

Una ruina de proyecto

Las casas que rodean la principal iglesia de Alzira ocultan el mayor tesoro gótico local

Una ruina de proyecto

Leí, con sorpresa, la noticia de Pascual Fandos publicada en el pasado sábado en estas páginas sobre la decisión del Ayuntamiento de Alzira de consolidar las casas existentes en la esquina de la calle Sant Roc con la plaza de la Constitución, junto a la iglesia de Santa Catalina, para evitar la «ruina». El que suscribe ha vivido 30 años (desde 1935 a 1965) muy cerca de esos inmuebles y los conozco perfectamente. Creo que no merecen ser restaurados.

En noviembre de 1991, José Clausi, portavoz del PP, propuso «eliminar las casas recayentes a la calle San Roque para dejar visible el ábside del templo de Santa Catalina» y solicitó que los servicios municipales se pronunciaran «sobre la posibilidad de dejar exento el campanario de la plaza del Sufragio». El PP instó a que se modificara el Plan General de Ordenación Urbana. En opinión de Clausi, esa reforma «haría desaparecer las cuatro casas contiguas a la iglesia, de propiedad municipal (?), así sería posible la realización de un pequeño jardín, al tiempo que se restauraría la zona del ábside, que permanece oculta». De igual forma, recurrieron la venta de una parcela de propiedad municipal a una empresa constructora, dado que el edificio, que hoy es una realidad, taparía la iglesia por la plaza del Sufragio. El recurso fue desestimado con los votos del PSOE, dos de IU y el del edil del CDS, Alfredo Suñer. El PP, UV y UPV, votaron en contra.

De no haberse llevado a cabo esta obra se hubiera podido ver la capilla del Sagrario, de estilo gótico, levantada sobre piedras sillares. A media altura destacan dos ventanales modernos, rematados por una górgola con una imagen tosca de un animal.Clausi reclamaba tener en cuenta el proyecto de restauración de la iglesia, que por el año 1990 había preparado el vicario episcopal José Nácher, que contemplaba la desaparición del edificio adosado al campanario, que se usa como sacristía.

Esas casas emblemáticas de La Vila estaban en pie hace medio siglo, pero poco a poco fueron deteriorándose. ¿Por qué no se recuperó la Casa Asilo de Ancianos, frente al ayuntamiento? En ella, Sor Teresa Jornet -hoy canonizada- fundó el asilo el 25 de febrero de 1883 y allí cuidaron las monjas a nuestros mayores durante 84 años. ¿Y los baños árabes de l'Escola del Ratolí? Muchos edificios del barrio histórico se han perdido con el paso del tiempo.

Las casas que el ayuntamiento quiere recuperar las ocuparon, en la que da a la plaza de la Constitución, el sacerdote Fernando Benedito Iborra; después el médico Agustín Forcadell Solé, que fue concejal del Ayuntamiento en la legislatura del alcalde Bernardo Andrés Bono. Después la ocupó la imprenta de Francisco Piera y más tarde una frutería. En la primera de las casas que se sitúan a la calle San Roque, esquina a la calle Campanario, estaba en el primer cuarto del siglo pasado la paquetería de José Mascarell Armengol, que después se trasladaría a la calle Mayor San Agustín, 20, donde al mismo tiempo tenía la representación de la marca Philips de radio y televisión. Continuó el mismo negocio de paquetería Carmencita, de la que se haría cargo más tarde Socorro Correcher y al parecer también estuvo un tiempo el alpargatero Benavent. Los últimos que ocuparon esta casa fueron los peluqueros Francisco y Bernardo Hurtado Alventosa, quienes cerraron la barbería al alcanzar la jubilación en marzo de 2005. En la casa contigua vivía el abogado Bernardo Catalán Bayarri.

La noche que reventó el pantano de Tous estaban realizándose obras en el archivo municipal. Los legajos e importantes documentos que se conservaban en estas dependencias, mientras duraba la obra, se trasladaron a la casa número 42 de la calle San Roque, de propiedad municipal, donde había residido la familia de Bernardo Catalán. Era archivero municipal Vicent Alonso, que en aquellos momentos se hallaba en Valencia. Viendo el peligro que acontecía, se puso en contacto con el ayuntamiento y a él se le debe que se salvaran de la inundación los ricos archivos de la municipalidad de Alzira.

Estas casas ruinosas, son un pegote para la iglesia de Santa Catalina, que podría estar diáfana.La Consellería de Cultura salvó esas casas cuando el Ayuntamiento las adquirió para su derribo. Tampoco le hizo ningún favor la construcción del edificio de la plaza del Carbón. Hoy, la casa que tapa el absidiolo de la iglesia, muestra en su fachada la maquinaria de la fuente surtidor de la plaza.

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