En Carcaixent parecía existir una demanda cultural y de ocio que ha sabido canalizar el nuevo ayuntamiento. Varias excursiones lúdicas por la localidad han tenido un éxito mayúsculo, la última de forma incluso sorprendente. La muerte atrae a muchos, es obvio. O más que la muerte, las historias que han quedado tantas veces silenciadas por la ley que marca el final de la vida, que acaba afectándonos a todos y todas. Alrededor de 130 personas participaron el domingo en la tercera ruta «con regreso» al cementerio de Carcaixent.
La visita, a pesar de que se centró en la explicación de los panteones de la zona central, es una continuación de las rutas de años precedentes sobre la vida y muerte de carcagentinos ilustres. Además, aprovechando el emplazamiento y la proximidad de la festividad de Todos los Santos, también se contaron anécdotas y el costumbrario sobre la cultura de la muerte, tanto en Carcaixent como en otros lugares del mundo. Una de las historias que más interés despertó entre los visitantes fue la relatada sobre la vida de Vjekoslav Luburic, el dirigente croata más conocido como «el polaco», que vivió en Carcaixent bajo un nombre falso amparado por el franquismo después de servir en las filas afines al nazismo. Luburic fue el responsable del campo nazi de Jasenovac, donde se asesinó a alrededor de 700.000 personas. Desde el exilio continuó difundiendo sus tesis nazis y ultranacionalistas croatas hasta que fue asesinado por un compatriota en Carcaixent, donde está sepultado hoy en día.
Otros de los entierros que interesaron a los visitantes fueron los panteones de las familias Ribera y Talens, sobre las cuales también se explicaron algunas cuestiones de sus vidas.
El éxito de las visitas ha provocado que el área de Turismo del ayuntamiento trabaje ya en la programación de nuevas excursiones lúdico culturales. En enero del próximo año se realizará una visita alrededor de la vida de Julià Ribera, con el encuentro en el Passeig, Casa Ribera y el Magatzem.
