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La piscifactoría de Alzira cierra apenas dos meses después de lograr el permiso para vender

El emprendedor alega que no puede afrontar la inversión que precisa para agilizar el proceso de engorde y atender la demanda del mercado

La piscifactoría de Alzira cierra apenas dos meses después de lograr el permiso para vender

La piscifactoría que un emprendedor impulsó en un polígono industrial de Alzira ha tenido que cerrar apenas un par de meses después de haber salvado todos los escollos burocráticos para poder comercializar su producción de tilapias. La necesidad de realizar una importante inversión para poder atender la demanda de los clientes ha llevado a Pascual Bernabeu a tirar la toalla.«No engordaban al ritmo que necesitaba para vender», explicó a Levante-EMV el promotor de la la tercera granja acuícola de España dedicada a la cría y engorde de tilapias para su venta en fresco.

La estimación inicial de que con un peso de 350 o 400 gramos las tilapias ya se pueden comercializar ha chocado con un mercado que reclama ejemplares de entre 600 y 800 gramos y el ritmo de producción de la modesta piscifactoría que había conseguido montar no permite atender esa demanda, comentó, mientras detallaba que precisaba de una inversión muy elevada para ampliar el número de balsas pero también los sistemas de calefacción,?, que no puede afrontar.

Bernabeu consiguió el pasado verano, y tras muchos meses de burocracia, la autorización de la Generalitat Valenciana para comercializar su producción de tilapias, un pescado blanco con una carne muy sabrosa que, si bien aún es poco conocido por el gran público en España, está mucho más extendido en otros países. Estados Unidos es el principal consumidor de mundo y China y Vietnam los mayores productores. Este emprendedor cifra en más de mil kilos la producción de tilapias que ha podido comercializar en estos escasos tres meses fruto del trabajo de prácticamente un año entero.

Pascual Bernabeu comentó que el retraso en obtener esta autorización administrativa ha afectado a la puesta en marcha del negocio -señaló que finalmente se catalogó su actividad como una explotación ganadera-, aunque ha sido la imposibilidad de invertir en la ampliación para aumentar la capacidad de producción la que le ha llevado a desistir. No obstante, este emprendedor ya ha empezado a pensar alternativas para poder aprovechar en otro proyecto toda la inversión realizada en la granja acuícola.

La idea de montar una piscifactoría para la cría y engorde de tilapias se la planteó un amigo de origen chino que trabaja como distribuidor en Valencia. Bernabeu, que había trabajado en la construcción, se encontraba en ese momento sin empleo y se sumergió literalmente en la investigación sobre este pescado, comprobó cómo algunas cadenas de distribución vendían por encima de los tres euros cada pieza de tilapia y finalmente se decidió a montar una pequeña granja acuícola con cinco balsas en un antiguo taller de reparación de coches, en la que a través de varias carpas mantenía la temperatura ambiente entre 24 y 25 º C y a 28 º, entre otras exigencias de esta especie.

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