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Agricultura

El kiwi arraiga en la comarca

Los agricultores pioneros de Benimodo, Carlet, Llombai, Alginet y l'Alcúdia que apostaron por el cultivo ya han recogido miles de kilos en la última campaña con una rentabilidad aceptable

El kiwi arraiga en la comarca

El cultivo del kiwi continúa siendo residual en la Ribera, apenas cuatro municipios cuentan en sus términos municipales con alguna extensión de este frutal. Concretamente se trata de Benimodo, Carlet, Llombai, Alginet y l'Alcúdia. Eso sí, quienes se han embarcado en la aventura de probar la rentabilidad de esta fruta originaria de China, admiten estar contentos con los precios que se han pagado hasta el momento.

Vicent Borràs ha destinado seis hanegadas de sus tierras a plantar kiwis en una finca ubicada en l'Alcúdia. Este agricultor ribereño cuenta aproximadamente con 640 plantas que, a día de hoy, todavía no están en plena producción pero que ya están dando alrededor de 18.000 kgs de una fruta que «sorprende por su tamaño y por su sabor», asevera.

Borràs ha destinado la mayoría de su cosecha a la exportación, Francia es uno de sus principales compradores. No obstante, admite que no es un cultivo agradecido por los elevados costes que supone ponerlo en marcha.

Solamente poner en funcionamiento una hanegada cuesta del orden de 3.500 o 4.000 euros debido a la infraestructura que necesita la fruta para prosperar. «En la Ribera tenemos mucho sol», explica el agricultor, «por eso hacemos lo posible por evitar el exceso de la luz directa tapando con mallas las plantas».

Además deben de estar emparradas, otro punto que incrementa los costes de producción. Apunta este agricultor de l'Alcúdia que el kiwi valenciano es muy apreciado por el consumidor. A diferencia del italiano y el neozelandés es grande y más dulce, «la fruta en estas tierras adquiere un sabor excepcional», comenta.

El sector citrícola, dado la sobreproducción existente en muchas de las variedades tradicionales, está atravesando momentos difíciles y muchos productores se han planteando alternativas a los cítricos que puedan proporcionarles mayor rentabilidad, como es el caso del caqui. José Malagón, técnico del IVIA especializado en kiwis, esta de acuerdo en que esta es una de las plantaciones que más cuesta poner en marcha a nivel económico.

Variedad amarilla

Es una fruta rentable pero se deben tener los conocimientos adecuados para que la apuesta sea beneficiosa para el labrador. Es más «el kiwi verde necesita al menos 600 horas de frío, mientras que el kiwi amarillo necesita la mitad de horas pero es más delicado puesto que hay un bacteria que está afectando bastante a esta variedad en concreto» apunta experto en kiwis del IVIA.

Malagón está enfrascado ahora mismo en una investigación que le llevará a determinar si efectivamente el kiwi amarillo funcionará mejor en estas tierras al necesitar menos horas de frío que su hermano, el kiwi convencional.

Según la Unió de Llauradors, en la Ribera tan solo se cultivaban, según datos del pasado año, poco más de 30 hectáreas en la comarca aunque presumiblemente la cantidad podría está aumentando.

En Benimodo el cultivo se aceleró gracias a la instalación de riego por goteo. Miguel Ángel Vegas, agricultor y técnico de la cooperativa, también quiso probar la viabilidad del fruta en sus tierras. Él tradicionalmente se había dedicado a la naranja y al caqui hasta que se decidió a probar suerte también con los kiwis.

La pasada campaña -que acabó a finales de octubre- ha sido la primera en la que ha podido recolectar la fruta -tras tres años de espera- y no le ha ido mal «he recogido unos 1.000 kilos de kiwi por hanegada», afirma este agricultor que sostiene que hay mercado pues en España tan sólo produce un 10 % de los kiwis que se consumen, el resto se importa.

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