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La maleta que viaja a la ciencia

Enric Ramiro recopila durante 20 años una colección de experimentos sencillos con los que enseña a los estudiantes a apreciar la materia

La maleta que viaja a la ciencia

El profesor Enric Ramiro se describe como un maestro de pueblo con una vocación frustrada, la de científico. Empeñado en aprender algo nuevo cada día el docente, natural de Algemesí, fue acumulado conocimientos, experimentando con los más rudimentarios utensilios con el fin último de trasladar a las jóvenes mentes del mañana siquiera un ápice de su adoración por la ciencia.

Durante su dilatada trayectoria profesional detectó que en algunos centros escolares no disponían de laboratorio y que en otros donde sí lo había, directamente no le daban uso porque no tenían neveras, agua caliente o productos químicos, relata.

Ramiro recogió las quejas y sugerencias de sus compañeros y sin saberlo empezó a diseñar mentalmente «la maleta de la ciencia».

«Me quedé con las ganas de estudiar Químicas, mi experiencia académica me llevó a decantarme por las letras», admite el profesor. Ese mal sabor de boca de su etapa adolescente actuó como el motor que le permitiría empatizar con los alumnos.

El contenido

La maleta contiene 10 experimentos con agua y 10 con aire, realizados con materiales reciclables, y de fácil reposición.

De hecho, se trata de una maleta como tal, la cual incluye elementos como vasos de plástico, pajitas, cinta adhesiva, globos, clips, hilo, tubos de goma o una huevera, entre otros.

Con ellos, hay veinte fichas que remiten a los experimentos, explicados en el libro «La maleta de la ciencia», publicado por el también colaborador de la Cátedra de Divulgación de la Ciencia.

El alumnado al que va dirigido especialmente cuenta entre 3 y 12 años de edad, «a nivel de contenidos la maleta estaría dirigida a alumnos de Infantil a Primaria, aunque todos pueden experimentar», matiza.

Doctorado en Geografía e Historia, Ramiro ha dado clase de Literatura durante buena parte de su vida y asegura que no pretende pasar por encima de los profesores de ciencia simplemente cambiar la mentalidad del alumnado, «hacer que se enamoren de las matemáticas, de la química, porque son hermosas», insiste.

A día de hoy se han hecho 50 maletas, que están repartiéndose entre diferentes centros de enseñanza, y ya existe una lista de espera de más de 200 centros y entidades que la piden, lo cual refuerza, por un lado la continuidad del proyecto y, por otra, el acierto de apostar por estos tipos de acciones para incrementar la cultura científica de la ciudadanía.

Recientemente el proyecto «Encuentros con la maleta de la ciencia» fue reconocido en el Congreso Comcired 2015 como el mejor proyecto de divulgación de la ciencia en el ámbito español.

Éste cuenta con el apoyo de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) del Ministerio de Economía e incluye un ambicioso estudio de alfabetización científica mediante experimentos sencillos, baratos, seguros y entendedores para cualquier persona.

El contenido de la maleta está basado en el libro de Enric Ramiro, quien ha experimentado con estas prácticas durante más de veinte años en centros educativos, Cefires y programas de verano. Sin duda, un profesor entregado a la divulgación científica.

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