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El misterioso precursor de la fotografía

Cullera descubre la calidad del primer aficionado que retrató los paisajes y la vida local en los albores del siglo XX

El misterioso precursor de la fotografía

Lisardo Arlandis Durà (1881-1955) fue el primer fotógrafo de Cullera que supo atrapar con su cámara escenas cotidianas de la vida de principios del siglo XX y, a través de un minucioso trabajo de revelado, consiguió mostrar imágenes de gran calidad.

Pero su figura, como suele ocurrir con los temas relacionados con la historia local, es desconocida para el gran público. Ha sido el historiador de Gandia, Carles Miret, quien dio a conocer su obra y su biografía en las Jornadas de Estudios de Cullera que se celebraron recientemente. Como explica Miret, hay un gran «contraste» porque «hacía unas fotos de gran calidad pero era bastante desconocido» porque su nombre no figura entre los grandes fotógrafos valencianos de la época.

Una de las razones puede ser, según Miret, porque nunca se dedicó profesionalmente a la fotografía. Lisardo Arlandis trabajó como curtidor de pieles. Nació en Cullera, pero posteriormente se trasladó a vivir a Valencia, aunque visitaba continuamente su ciudad natal.

Escenas de pescadores

Fue uno de los grandes representantes del movimiento pictoralista, una corriente que pretende mostrar escenas cotidianas y reivindicar el papel artístico de la fotografía. Así, en la década de 1920 retrató panorámicas de Cullera desde la montaña, la bahía o a los pescadores. «La fotografía de Arlandis no poseía ninguna función social explícita, sino meramente artística, pero de manera sutil», detalla Miret, que añade «La cámara se integra con naturalidad en el ámbito ocioso del excursionismo y del turismo o en el cotidiano del trabajo, fundamentalmente la pesca, donde podemos observar una secuencia de actividades» como, por ejemplo, a los pescadores preparando las redes o saliendo a pescar.

En una época en que ser fotógrafo comportaba llevar consigo un aparatoso entramado de aparejos y el Photoshop era ciencia ficción, el revelado que se realizaba en aquellos años a través de placas de vidrio era todo un arte y Arlandis lo manejaba con perfecta soltura. «Era muy bueno en el positivado de las fotos», recalca el historiador de Gandia. Por ejemplo, cuando retrataba a los pescadores trabajando en la playa «la exposición solar era muy fuerte», señala Miret, pero Arlandis «sabía sacar los detalles de las zonas que quedaban en la sombra, revelaba las fotos por partes y cuidaba los detalles de la fisionomía de las personas», añade.

Premios internacionales

En los inicios de la fotografía, diversos profesionales se desplazaron hasta Cullera para plasmar sus paisajes bucólicos, pero Arlandis fue probablemente el primer vecino que retrató su ciudad. «Nos ofreció un legado antropológico de primer orden para estudiar la sociedad y los monumentos del primer tercio del siglo XX», afirma Miret.

La calidad de su trabajo fue premiada en diversos certámenes internacionales de Polonia, Francia y Bélgica y en 1935 fue cofundador del Foto Club Valencia. Su vida también contrasta por tener una gran actividad social previamente a la Guerra Civil, pero después del conflicto bélico fue uno de los miles de represaliados que tuvo que emigrar a Argentina. No obstante, Miret matiza que no se sabe a ciencia cierta si tuvo que marcharse por motivos políticos. El hijo de Arlandis, Lisardo Arlandis Corral, también se dedicó a la fotografía. Nació en Sueca y falleció ya hace algunos años. Se dedicó al documentalismo costumbrista y fue algo más conocido que su padre. El Foto Club Valencia les realizó a ambos un homenaje hace unos años. Miret cuenta que descubrió la figura de Lisardo Arlandis de casualidad. El propietario de algunas de las placas de vidrio del fotógrafo de Cullera es un coleccionista de Gandia y éste le habló a Miret de este misterioso fotógrafo.

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